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Obama elige a Blair para la foto McCain suspende en geografía

El aspirante demócrata cierra su gira en Londres, donde también se reunió con Brown y Cameron

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El traje y el porte eran muy parecidos, la camisa ligeramente azul de Tony Blair se diferenciaba de la blanca de Barack Obama, pero la corbata azul del ex primer ministro británico era muy distinta de la roja del senador por Illinois y candidato a la Casa Blanca.

Hay más similitudes. Ambos proyectan un discurso político preñado de connotaciones religiosas. Eso es más habitual en Estados Unidos que en Reino Unido, pero en estos dos casos la razón de su participación en la política se fundamenta en reflexiones religiosas. Y se nota cuando pronuncian un discurso.

Ambos líderes -el uno retirado tras vencer en tres elecciones consecutivas, el otro viajando ahora por el mundo para dar pátina de estadista internacional a su imagen de político populista- comparten preocupaciones: la idea de que existe otra manera de hacer política, de superar las divisiones y unir así a todo el planeta.

Algunos discursos de Obama podrían haber sido escritos por el joven Tony Blair, quien, en la política doméstica, siguió el ejemplo de Bill Clinton -penetrar en el territorio electoral del enemigo mediante políticas nuevas y ambiguas- y en la política internacional pagó con convencimiento el precio de seguir también el consejo de su amigo americano.

Es conocido que Clinton aconsejó a Blair, cuando llegó al Gobierno federal George W. Bush y el 11-S justificó una política de guerras sucesivas, que no rompiera con Washington, que mantuviera la alianza con la Casa Blanca, que influyera benignamente en su política. Los más entusiastas dicen que Blair salvó así, a pesar de su descrédito, la alianza atlántica.

Ayer, Barack Obama, en el último tramo de su gira internacional, quiso entrevistarse con Tony Blair. Es el único ex dirigente al que ha buscado en su periplo, y se ofreció a los medios la fotografía de ambos en el hotel donde desayunaron. Desde el punto de vista electoral es probablemente más interesante una imagen con Blair que con Gordon Brown o David Cameron, a quienes muy poca gente conoce fuera de Reino Unido.

Cambio climático

Según un portavoz del candidato demócrata, hablaron de Oriente Próximo, donde Blair es enviado del Cuarteto para la regeneración económica. Blair quiere también articular el plan global para que se detenga el cambio climático con un acuerdo de los gobiernos en la cumbre de Copenhague, en diciembre de 2009. Obama dice que se interesó por el plan del ex primer ministro.

Con el actual, Gordon Brown, el candidato americano paseó por los alrededores de Downing Street. También hablaron del cambio climático, del terrorismo internacional, de Irak y Afganistán, y de Oriente Próximo. Pero lo más sustancial fue el empeño de Brown en convencer a Obama para que, si gana las elecciones, emprendan juntos la reforma de las instituciones financieras internacionales.

La supervisión más eficaz de los mercados y la puesta al día de los entes nacidos en Bretton Woods es el tema predilecto de Brown para su relación con Washington. Obama habló a la prensa de la cooperación transatlántica en tono general, pero se detuvo en el asunto de la reforma de las instituciones financieras y dijo que Londres y Washington podían compartir el liderazgo. Positivo para Brown.

Obama llegó cuando el sol aún batallaba por imponerse en el horizonte y a la hora del almuerzo ya había concluido su visita. En el despacho del líder de la oposición en la Cámara de los Comunes, visitó al conservador David Cameron. No hubo baño de multitudes, como en Berlín. Fueron unas horas de trabajo, que le sirvieron para conocer mejor esta parte del mundo. Y sacarse una fotografía con Blair. Al candidato republicano, John McCain, se le acumulan los problemas. El lunes, McCain, veterano de Vietnam, confundió Irak con Afganistán. Antes ya había errado con Sudán y Somalia. Con estos desaciertos la edad del candidato conservador vuelve a a estar en el punto de mira de la campaña.

Para colmo de males, McCain no logra atraer el interés de las televisiones. Frente a los 114 minutos que, desde junio, dedicaron los tres grandes canales a Obama, el aspirante republicano sólo consiguió 48. Su figura no cuaja en las encuestas, sobre todo entre el electorado femenino de 40 a 60 años, al que no le ha gustado nada su rechazo a reembolsar el coste de los anticonceptivos.