APUESTA. Los invernaderos son lugares ideales para el cultivo de estas frutas y de hortícolas.
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Un negocio redondo

Los agricultores de la Costa Noroeste aprovechan las infraestructuras de los invernaderos para sembrar sandías, que alcanzan muy buen precio en el mercado

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La primavera es la estación de las flores, y eso lo saben muy bien los agricultores de la Costa Noroeste de la provincia (Sanlúcar, Rota y Chipiona) que son conscientes de que una vez que pasa esta época llegan los peores meses para la floricultura y que han tenido que hacer uso de la imaginación para sacar rentabilidad a sus parcelas.

La necesidad de tener producción todo el año, sea cual sea, y la misma crisis del sector de la flor -que provocó una gran caída de los precios que sólo ahora empieza a recuperarse- han llevado a la mayoría de los profesionales del campo a apostar por otros cultivos. Y son muchos los que han echado la vista atrás y han optado, además de por las hortícolas, por producir sandías y melones como ya se hizo en su tiempo en localidades como Chipiona.

«Siempre se cultivaron hortícolas y frutas en esta zona, y hay productos como la sandía, el melón de piel de sapo o los pimientos de cuerno de cabra que eran muy afamados», explica el técnico de Asaja Cádiz César Hermoso, que certifica que «el boom de la flor arrasó con todo, pero ahora el camino se ha recorrido a la inversa».

Según este técnico, son muchos los agricultores que aprovechan la infraestructura de los invernaderos y los riegos para compatibilizar en sus parcelas el cultivo de la flor con el de la sandía, que «es una producción complementaria» y a la que hoy en día algunos ya dedican hasta la mitad de sus fincas -con una superficie media de 2.000 metros cuadrados-.

Otros han sido más radicales y después de dejar para siempre la floricultura porque exigía demasiadas inversiones e innovación, se reciclaron. «Por eso, la Costa Noroeste vuelve a ser una gran productora de sandías, entre otros productos», recalca Hermoso, que reconoce que es una práctica cada vez más extendida en las parcelas de esta parte de la provincia.

Sin duda, el empujón definitivo para muchos llegó al comprobar el buen precio que alcanzaban en el mercado las sandías y los melones. Para el técnico de Asaja, la razón fundamental que justifica esta rentabilidad es que «estas producciones se adelantan en casi 20 ó 30 días a las del resto de España, porque éste es un rincón con muy buena luz y agradables temperaturas que benefician a estos cultivos».

Así, lo habitual es que en enero se siembren bajo plástico las primeras sandías, para recolectarlas en abril y ponerlas a la venta antes que otras regiones. «Las cosechas tempranas pueden llegar a pagarse a 80 céntimos en el campo, cuando las posteriores ya no pasan de los 40. Y hasta a este último precio se gana dinero», subraya Hermoso.

Para este año se espera que la producción sea algo más corta porque «no ha hecho mucha calor durante la primavera y muchas sandías no han cuajado bien», apunta este técnico que ha recogido la experiencia de los agricultores de la comarca. Y eso que la sandía que se cultiva ahora «no es la variante típica de aquí, sino una injertada en calabaza que es mucho más resistente».

ppacheco@lavozdigital.es