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ANÁLISIS

Alegría por sastre

La contrarrreloj de ayer, la de mayor kilometraje, ha sido muy distinta a la del cuarto día de carrera. La valoración que puedo hacer de ella no es ni buena ni mala. Me salió como entraba en mis cálculos y ya está. Que al término de la misma he bajado del séptimo puesto al noveno tampoco es para alarmarse. Ya lo dije antes de disputar la etapa que podía ocurrir.

A. VALVERDE
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La verdad es que Kirchen estaba rodando muy fuerte, al igual que

Samuel Sánchez. Ambos querían al menos pasarme y lo consiguieron, pero no me produce ningún trauma. Los últimos veinte kilómetros se me hicieron un poco largos y no porque no tuviera más fuerza en las piernas para pedalear, fue más bien un tema de cabeza. Si hubiera estado luchando por el podio, entonces sí que el planteamiento de esta crontrarreloj hubiese sido otra cosa, muy distinta a como la he hecho.

Se dio el hecho curioso que mi compañero de equipo y paisano Luis León entró un puesto delante de mí en cuanto al tiempo invertido en los 53 kilómetros de recorrido.

Lo principal que tiene el Tour es su ganador, al ser el gran protagonista y en este caso Carlos Sastre ha defendido muy bien su liderato y el maillot amarillo. Por ello me alegro un montón. A Cadel Evans no se le ha visto en estas tres semanas dar la cara como hubiera sido lo lógico. La estrategia del equipo CSC sí les ha salido bien y lo han demostrado ganando este año.

Ya sólo queda la etapa de París, que suele ser más tranquila. Bueno, no tiene la exigencia de rodar a tanta velocidad como otras. Suele ser el homenaje al líder de la carrera, un maillot amarillo que se ha ganado a pulso.

Sólo queda por conocer al último vencedor de etapa de esta vuelta y siendo el final en los Campos Elíseos de París, siempre el ganador tiene mayor relevancia. El sprint está cantado.