Gestos de normalidad
La visita del presidente venezolano Hugo Chávez a España, su encuentro con el Rey Juan Carlos y la reunión que mantuvo con el presidente Rodríguez Zapatero adquirieron ayer toda la apariencia de una normalización de relaciones entre ambos gobiernos. El sentido del humor con el que tanto el monarca español como el líder venezolano decidieron zanjar el incidente de la Cumbre Iberoamericana y sus secuelas permitiría albergar esperanzas en el restablecimiento de una comunicación entre los dos países guiada por los intereses mutuos y por los lazos humanos que conforma una larga historia en común. Pero la actitud positiva con la que sin duda el Ejecutivo español ha de afrontar tales relaciones no puede basarse en una sobrevaloración de las apariencias de ayer si no son acompañadas de inmediato por una postura más respetuosa de Chávez hacia los intereses españoles y hacia las posiciones europeas, por cuestionables o criticables que éstas sean desde el punto de vista venezolano. La situación presente y futura de nuestras empresas y de sus planes de inversión requiere garantías jurídicas e institucionales; como requiere que las autoridades venezolanas no hagan uso de la demagogia populista cuando se refieren a ellas.
Actualizado: GuardarLas políticas que la Unión Europea o las que España en concreto establezca respecto a los inmigrantes son susceptibles de crítica por parte de quienes gobiernan en los países de su procedencia. Pero para que las relaciones entre ambos estados discurran por parámetros de normalidad, la misma no debería referirse a un supuesto agravio histórico. La legitimidad que asiste al presidente Chávez al hablar en nombre de Venezuela es incontestable desde el punto de vista de la política exterior española, independientemente del carácter plebiscitario y monocolor que ha logrado imprimir al sistema que rige en dicho país. Pero ni el Gobierno español ni las instituciones de la UE en su relación con América Latina pueden admitir sin más que esa legitimidad traspase las fronteras de Venezuela en virtud de una interpretación manida del ideal bolivariano o con ánimo de auspiciar y financiar en el centro y sur de América un alineamiento de corte populista dispuesto a recrear enfrentamientos internacionales más propios de décadas pasadas.