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Por la igualdad

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Cada día son mas los ciudadanos que se abstienen por desinterés, decepción o por ambas causas a la vez. Son los jóvenes los que en su gran mayoría han dado la espalda a este sistema de partidos políticos, fruto de la transición, donde los que resultan electos para un cargo publico no lo ha sido por las bases de su partido y son presentados al electorado en unas listas cerradas en donde el votante poco puede decidir.

Una vez que resultan electos se ven abocados a actuar mirando a sus organizaciones y sobre todo a los poderes fácticos de cada partido que tienen el poder magnánimo de incluirlo o no en la próxima lista electoral.

De espalda a la ciudadanía, sin contacto con ella, se va produciendo un vacío y un alejamiento con la sociedad.

Urge por tanto dos medidas que se nos apetece de carácter urgente y extremadamente necesaria. La primera una democratización tacita de los propios partidos políticos con una participación efectiva de los militantes y simpatizantes. La segunda una revisión de las leyes electorales generales, autonómicas y locales. Hay que introducir el distrito electoral uninominal, con ello evitaríamos muchos casos de transfuguismo, o al menos un sistema mixto de lista y circunscripción uninominal y la segunda vuelta municipal en donde se otorgue a los electores la llave de los pactos de gobierno municipal.

El saneamiento de nuestra democracia precisa medidas inmediatas, ya que una democracia que no se renueva es una democracia abocada a su propia destrucción y la nuestra está enferma.

Por ello, porque deseamos una democracia fuerte y participativa abogamos por unas listas abiertas.