Toros

Perera salva en el último toro una corrida que iba para gran bronca en Valencia

Una corrida marcada por el escándalo del desmoche y la invalidez de los toros acabó en triunfo por el encanto del toreo de Miguel Ángel Perera, algo sorprendente, ayer en Valencia. Toros de cuatro ganaderías. Primero y sexto de Hermanos García Jiménez (Matilla), siendo devuelto el último y sustituido por un sobrero de Lagunajanda; segundo y quinto de Santiago Domecq; y tercero y cuarto de Ana María Bohórquez. Galimatías de to-ros mansos, blandos y desmochados, salvándose si acaso el de Lagunajanda, más decente de presencia y que en manos de Perera, haciéndole las cosas bien, rompió hacia adelante.

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El Juli se llevó sonoros pitos en sus dos faenas. José María Manzanares saldó sus dos faenas con idéntica recompensa de un público que estaba a punto de estallar en gran bronca. Miguel Ángel Perera serenó los ánimos. En su primero sólo recogió silencio, pero en su segundo, el sexto, arregló la tarde con una oreja y fuerte petición de la segunda.

La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde de calor soportable. Los toros , o lo que fueran, de auténtico escándalo. De vergüenza. Fue muy seria la cosa. A punto de un altercado de orden público, con la plaza desgañitándose en protestas contra el palco, contra los toreros y contra la empresa. No es normal tanto despropósito junto.