RECORRIDO. Barack Obama sobrevuela Bagdad en un helicóptero acompañado por el jefe de las tropas de EE UU, el general David Petraeus. / AP
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Obama apela a la prudencia en Bagdad

El candidato demócrata ofrece su apoyo al presidente iraquí, pero evita hablar de la retirada de tropas

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La gira internacional de Barack Obama, que ayer le llevó a Irak, está generando una gran expectación, ya que su periplo por Oriente Próximo y Europa -iniciado el pasado fin de semana-, supone una importante prueba para graduarse en política exterior. Además, el candidato demócrata a la Casa Blanca busca centrar su mensaje en la lucha contra el terrorismo y, de esa forma, adelantar a su contrincante, John McCain -veterano de Vietnam que ha visitado ocho veces el país árabe desde el inicio de la guerra en 2003-. Un ambicioso objetivo con el que busca conseguir, a tan sólo cuatro meses de las elecciones presidenciales del 4 de noviembre, ganarse el favor de recelosos dirigentes en el exterior y, al mismo tiempo, tener contentos a los de casa.

Durante su primera visita a Afganistán, Barack Obama ya dejó claras el domingo sus intenciones al afirmar que es urgente reforzar con más tropas y otorgar una mayor prioridad a la lucha que se mantiene a diario en el país asiático. Una promesa muy distinta a la que ayer lanzó en Irak, donde se reunió con las máximas autoridades de Bagdad para presentarles un plan que tiene molesto a su rival republicano.

Nada más pisar suelo mesopotámico, el aspirante afroamericano se dirigió a la Embajada de EE UU, ubicada en la 'zona verde', el área de máxima seguridad situada en el centro de la capital iraquí.

Una vez allí y tras la consabida visita a los soldados estadounidenses, Obama se reunió con el primer ministro, Nuri al-Maliki. Pero el diálogo que mantuvieron ambos no trascendió en lo más sustancioso. Al término del encuentro, el portavoz del Gobierno bagdadí se limitó a informar de que el senador afroamericano «no abordó el calendario que ha propuesto para la retirada de las tropas en 16 meses» si gana las elecciones. Y es que Obama no tiene «ningún puesto oficial» para tratar este tipo de temas, señaló la misma fuente.

Un escenario mejorado

La baza demócrata para ocupar el Despacho Oval, sin embargo, quiso poner de manifiesto que mantuvo una «muy constructiva» conversación con Al-Maliki en la que tomó nota de la sugerencia iraquí para un calendario de retirada de soldados ante la mejora de la situación de seguridad.

Un progreso -los niveles de violencia han descendido de manera notable- que ya le advirtió el senador de Arizona que se encontraría. El aspirante republicano, quien defiende la presencia militar indefinida de EE UU en Irak, no pierde la ocasión de resaltar la falta de experiencia de Barack Obama al diseñar un plan de retirada sin haber pisado suelo iraquí desde hacía dos años.

Pero el candidato demócrata sigue en sus trece. Así que el artífice del «Yes, we can» quiso conocer de primera mano el estado de la seguridad y para ello se reunió con altos cargos militares con los que debatió la disminución del terrorismo en el país árabe, lo que le ha servido para reforzar sus ideas iniciales. El reto de Obama es aumentar la presencia de las tropas en Afganistán, que está en una situación «precaria». Allí es donde se percibe la mayor amenaza. Así que sus esfuerzos, si consigue ocupar la Casa Blanca, se centrarán en luchar contra Al-Qaida y la insurgencia militar en el país asiático.

En la actualidad hay 32.000 soldados estadounidenses en territorio afgano. Una realidad muy distinta a la de Irak, donde esta presencia militar es cuatro veces más grande. Y eso que durante mayo y junio la cifra de muertos en el conflicto afgano fue mucho mayor.