TANGO. Marcela Ferrari, en una de las veladas del ciclo. / NURIA REINA
Cultura

El Pay Pay habla lunfardo

El activo y adictivo local del Pópulo cierra el próximo fin de semana su primer Ciclo Argentino, un éxito que provoca prodigiosos encuentros durante todo julio

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Desde tangos porteños al rock argentino, el río de La Plata desemboca en la Bahía de Cádiz, esquina calle del Silencio, durante el presente mes de julio. El Pay Pay celebra un primer ciclo de música argentina con el respaldo de la consejería de Cultura de la Junta, La Pepa 2012, el Me-són Criollo, Octarmar SL y Papelería Alfa Dos. Se trata de una conjura en lunfardo que respalda la representación consular de Argentina en Cádiz y que le guiña un ojo al festival de Cosquín, al otro lado del Atlántico.

Se trata de reunir a una largo repertorio de voces y estilos de dicho país, entre cantautores, tanguistas, folkloristas o rockeros que se quitaron el poncho aunque conservaran el mate para rehacer sus carreras y sus vidas a este lado del mundo.

Así, el pasado sábado, la sala gaditana acogió a la cantautora granadina Elena Bugedo y al argentino Fede Comín, que vienen practicando el coro a dos vo-ces desde hace un par de años y que incluso han fletado un espléndido disco promocional en el que no sólo destacan sus indudables calidades sonoras sino compositoras: en la noche del sábado, contaron con el refuerzo de Anabella Zoch, que interpretó la Zamba del Llueve que Llueve de Elena Bugedo e incorporaron ambos canciones del impagable Charly García y de Bruno Bonacorso.

Este último se hizo ver en el lugar de autos el día anterior, el viernes, con un indudable sabor rockero en el que rindió homenaje a García, una leyenda viva a la que han lanzado guiños Miguel Ríos o Joaquín Sabina y que, además de una enorme ración de canciones imprescindible acuño sentencias como la que reza: «Músicos somos muchos. Artista no es cualquiera. Hay que bancársela».

La filosofía de Charly, en propia voz, pudo oirse a través del looping con que Bonacorso obsequió al respetable, apenas seis días después de que ese mismo espacio recibiera a Manuel Ricardes y a Beatriz Arbenoiz, en un espectáculo de guitarra, palabra y tango titulado Tangoché, por esa puta costumbre, en el que congeniaron el Jacinto Chiclana de Jorge Luis Borges con el barrio de Belgrano y la voz de una madre muerta venciendo al arcano en un título imborrable.

Ricardes nació en dicho barrio bonaerense desde donde se vino para dejar de ser topógrafo y vivir de la música: sigue haciéndolo en las calles gaditanas donde habitualmente instala un atril con partituras, una guitarra invencible y su cuerpo larguirucho entonando piezas en las que conviven los otarios con el internet y en las que a veces Enrique Santos Discépolo sigue cantando victoria porque su mujer le ha abandonado. La suya, no: le escolta sabiamente en un recorrido por el argot del lunfardo, por los vericuetos suburbiales de Buenos Aires y algunas de las figuras del paisaje social de antes o de ahora, desde las francesitas de los burdeles a los gallegos y los cafishós.

Reconfortante balance

El I Ciclo Argentino Del Río de la Plata a la Bahía de Cádiz abrió sus puertas en el Pay Pay el pasado viernes 4 de julio con Marcela Ferrari, vocalista en las últimas giras de Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina y Ana Belén que, partiendo del pop-rock también ha desembocado en el tango y está a punto de editar un disco en el que renueva el repertorio tradicional.

Al día siguiente, le tocó el turno a David de Gregorio, otro ar-gentino, flamante ganador del VII Concurso de Cantautores que convoca este local y que trajo su denominación de origen de Santa Fe, en un repertorio de canciones de hoy no exentas de un aire tradicional que sigue llevando sabor de chacarera.

Hijo de Rafael Amor, uno de los grandes de la canción argentina, el viernes 11 se dejó caer por el Pay Pay, Salvador, que acaba de ganar el prestigioso festival argentino de Cosquín con un disco titulado ¿Qué nos pasó?. Se trata de un homenaje a la memoria, al pasado del tiempo pero también a la esperanza de lo porvenir, que se beneficia de letras adecuadas, una música nada acomodaticia y una voz de cañón a la que, ese día, terminó escoltando Anabella Zoch.

Próxima y última cita

Argentina de San Nicolás de los Arroyos pero avecindada en Sevilla, Anabella clausurará el ciclo el próximo viernes día 25, con un repertorio extraido de sus últimos tres discos, en los que no sólo recrea el repertorio de sus compatriotas mayores sino que rinde homenaje a Javier Ruibal y ofrece una cumplida oferta de composiciones propias, que se benefician de su indudable calidad como vocalista, a la que José Ángel González probablemente proponga un día de estos que eduque a chirigoteros y comparsistas del carnaval gaditano.

Como espléndido añadido a este nuevo ciclo, cada miércoles de julio, el gaditano Quique Parodi convida a cantar a otros colegas paisanos, mientras que la programación incluye noches mágicas a cargo de Monano y Javibe, Kiko Butrón y José Luis Urbano, Alfonso o, el próximo sábado, la indudable Drag Queen conocida como La Bella Tatoo: «Ella no es de Buenos Aires, pero llenará el Pay Pay de aires frescos», avisa Paloma García, madame de este garito en donde también habrá tiempo para un cuentero argentino, José Campanari, que se hará ver y oir el próximo jueves, che.