Crecimiento horizontal
En ambas ciudades hay una quincena de hoteles de lujo Su modelo de desarrollo fomenta el turismo residencial
Actualizado: GuardarChiclana y su Novo Sancti Petri podría ser considerada la antítesis del modelo de desarrollo hotelero de los años 80 y 90 en la Costa del Sol. Con este planteamiento el crecimiento horizontal y el aprovechamiento de las zonas de esparcimiento se pusieron de moda en la provincia de Cádiz hace unos años, y el modelo se exportó a La Janda (Barbate o Tarifa lo continuarán), además de a la población limítrofe de Conil.
El Plan General de Ordenación Urbana de Conil limita el número de plazas hoteleras en unas 4.000 camas y tiene sobre la mesa varios proyectos de nuevos establecimientos hoteleros, que se suman a los dos últimos que han abierto en la zona de las calas de Roche y Fuente del Gallo.
Además, el Ayuntamiento que gestiona Antonio Roldán (IU) ha desclasificado suelo urbanizable a no urbanizable y ha convertido en terreno protegido unos tres millones de metros cuadrados de suelo en la zona de Castilnovo, para protegerlo del avance imparable del turismo y de la construcción.
Sin embargo, el modelo de desarrollo horizontal que se ha impuesto también tiene fallos, y la superpoblación de algunas zonas, como la conocida urbanización de Roche, está llevando a destruir el paisaje de la zona cercana de acantilados, en las que las unifamiliares ya dominan el paisaje semisalvaje.
En Chiclana ocurre algo similar. Hasta una docena de grandes colosos esparcidos por millones de metros cuadrados de suelo en primera línea de playa ocupan la playa de La Barrosa y la Loma del Puerco.
En estos momentos el Ayuntamiento chiclanero trata de vender la última parcela hotelera que queda en el municipio, ubicada en segunda línea de costa, por un precio de 24 millones de euros. Hace dos años quedó desierta por 18 millones.
Y es que el futuro de la zona parece colmatado, si se tiene en cuenta que prácticamente todas las grandes cadenas hoteleras de España tienen ya asentado sus intereses comerciales en la zona. Aún así, el turismo de calidad y lujo, con establecimientos de cuatro y cinco estrellas en su inmensa mayoría, es el preferido por las administraciones para la zona litoral desde Sancti Petri a Castilnovo. Más de 15 kilómetros de playas y dunas, arena fina y un mar con vistas al Atlántico son la oferta principal. A estos recursos naturales se suman los equipamientos turísticos y comerciales, que pasan por nuevas clínicas privadas en Novo, o infraestructuras básicas para el divertimento como la media docena de campos de golf.
Este modelo de desarrollo ha fomentado además el turismo residencial, con la construcción de cientos de urbanizaciones convertidas en segunda residencia para veraneantes asiduos.
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