El final de una pesadilla
Parecía que nunca iba a llegar el momento, pero por fin los vecinos de La Liberación comienzan a ver algo de luz al final del túnel. La barriada ha sufrido inundaciones y todo tipo de percances relacionados con las fuertes lluvias prácticamente durante toda su existencia, sin que nadie haya propuesto solución alguna que erradique de una vez el problema.
Actualizado: GuardarEn varias ocasiones, no obstante, se han acometido obras menores que de poco han servido y que han sido denunciadas en numerosas ocasiones como un simple «parcheo» por parte de los residentes del barrio. Ahora, sin embargo, y después de tantas promesas los vecinos verán convertido su sueño en realidad, y con suerte no tendrán que temer las futuras tormentas que puedan presentarse.
La última de las inundaciones, que se produjo hace casi una semana en apenas dos horas, volvió a causar graves daños a las viviendas de numerosos ciudadanos. Muchos de ellos, ya escarmentados por situaciones anteriores, habían construido una especie de muros caseros que colocan cuando comienza a diluviar, y que no impiden la entrada de agua pero sí la ralentizan, de tal forma que al inquilino le da tiempo a reaccionar.
En esta ocasión, sin embargo, la precipitación con que llegó la tormenta pilló a varios vecinos por sorpresa, y apenas si tuvieron tiempo de poner en práctica su remedio casero. Por ello, se anegaron nuevamente entradas, patios, salones y cocinas, perjudicando seriamente a parte del mobiliario.
Los afectados se afanaron en limpiar los efectos de la riada con resignación, y siempre a la espera de unas obras que pongan fin a su particular calvario. No en vano, en septiembre del pasado año los destrozos fueron tales que hubo incluso quien se planteó vender su inmueble, aunque aseguraban que nadie querría hacerse con una vivienda en esas condiciones.
Tras la firma del contrato de adjudicación de obras, que implica que éstas comenzarán la semana próxima, los vecinos respiran aliviados y aguardan con esperanza los días venideros, confiando en que no tengan que rezar más mirando al cielo para que la tormenta pase de largo.