
«Los socialistas de la Transición tenían mi edad cuando tomaron las riendas del país»
«Ser joven y mujer es un hándicap» «El congreso del PSOE ha mirado al futuro»
Actualizado: GuardarApenas lleva cinco días en su despacho, pero Leire Pajín ya se mueve con la seguridad de quien pisa territorio conocido. Entró en la ejecutiva socialista cuando José Luis Rodríguez Zapatero asumió la dirección del partido, hace ya ocho años. Tenía 24. Sus valedores aseguran que pocos conocen las entrañas del partido como ella y que no tardará en hacerse con el cargo. Carácter no le falta.
-Dicen que para ser secretario de Organización hace falta tener la piel muy dura y la sangre dura ¿Ya le ha enseñado José Blanco la receta?
-Para ser secretario de Organización hay que querer mucho a este partido y sobre todo tener muchas ganas de servir a la sociedad y en eso creo que puedo hacer una interesante tarea.
-Y saber dar un golpe en la mesa
-Pero eso no sólo ocurre en la Secretaría de Organización. La mejor receta siempre es escuchar mucho y tomar las decisiones cuando haya que tomarlas. Es la que he aplicado en las distintas responsabilidades que me ha tocado tener y me ha ido muy bien.
-¿Tiene algún referente?
-Tengo la suerte de tener muy cerca al anterior secretario de Organización y eso siempre es una gran ayuda para empezar.
-¿Han hecho ya el reparto de competencias?
-Por supuesto. El vicesecretario general tiene las competencias delegadas del secretario general y la secretaría de Organización las propias de una Secretaría de Organización. Pero en este partido hay tanta tarea por delante que hay espacio y trabajo para los dos. La ventaja es que vamos a trabajar juntos.
-¿Qué va a hacer con Madrid y Valencia, dos federaciones que se le han resistido a Blanco?
-Son problemas radicalmente distintos. Madrid tiene una Ejecutiva regional elegida hace un año que tiene que ratificar en el congreso de septiembre para volver a impulsar un proyecto político. En Valencia estamos en una gestora.
-¿Por qué los valencianos no votan al PSOE?
-Los ciudadanos nunca se equivocan. Y cuando lanzan un mensaje de que un partido tiene que estar en el Gobierno y otro en la oposición hay que aprender el mensaje. Los socialistas valencianos lo hemos aprendido. Pero sobre todo hemos aprendido algo muy importante: que cuando hablamos de nosotros mismos nos alejamos de la sociedad y de la ciudadanía. Por eso nuestro debate es social. Cómo podemos servir mejor a la ciudadanía.
-Algunas dirigentes de su partido se quejan de que, a pesar de estar en la ejecutiva, no se ha contado con ellas para decisiones estratégicas. ¿Esto cambiará?
-Yo he formado parte de la dirección federal del partido durante ocho años, como secretaria de área y como vocal. Y me he sentido plenamente partícipe de las decisiones.
-¿Cuándo le dijo José Luis Rodríguez Zapatero que la quería como secretaria de Organización?
-Especular sobre la intrahistoria siempre me ha parecido muy divertido. Él ya lo ha dicho. Me lo comunicó al inicio del Congreso y para mí fue un gran privilegio y una enorme satisfacción. Soy muy consciente del reto que tengo por delante.
-¿Qué vio en usted?
-Me dijo que quería en esta nueva etapa a una persona que conociera el partido, que continúe abriéndolo a la sociedad. Debemos estar muy presentes en los territorios, porque es allí donde el partido es un instrumento útil a los ciudadanos.
-¿Se siente identificada con la imagen de niña prodigio que se le ha adjudicado?
-¿No creo en absoluto que tenga esa imagen! Tuve el privilegio de incorporarme muy joven al partido y también empecé muy joven en política. Pero se nos olvidan las cosas. Los dirigentes del PSOE en la Transición, un momento trascendental de nuestra historia, tenían mi edad e incluso menos años cuando tomaron las riendas de este partido y de este país.
-¿Cuándo supo que quería ser política?
-Esa no es una decisión profesional sino de convicciones. Con 12 años quise representar a los estudiantes en el Consejo Escolar. Decidí que había dos formas de ver o vivir la vida: verla pasar o intentar cambiar aquello que no me gusta. Yo opté por la segunda.
-La verían como a un bicho raro
-Es verdad que empecé a militar en un momento en el que la política no estaba de moda entre los jóvenes. Pero nunca he creído en ese estereotipo de que nuestra generación pasa de todo y lo hemos demostrado muchas veces. Cuando algunos dirigentes gubernamentales estaban de caza nosotros recogíamos chapapote y nos comprometíamos con nuestro país; cuando algunos miraban para otro lado nosotros cooperábamos con los países más desfavorecidos y salíamos a la calle porque no estábamos de acuerdo con una guerra unilateral e injusta como la de Irak. Lo que ocurre es que somos una generación distanciada de las estructuras tradicionales de la política.
-¿Llegar al Gobierno le hace a uno menos idealista?
-En absoluto. Cuando se está en el Gobierno hay que levantarse todas las mañanas con espíritu crítico porque así mejoramos la política. Para eso viene muy bien estar rodeada de gente que tiene los oídos bien abiertos.
-En los pasillos del 37 Congreso se oyeron bromas sobre lo caro que sale no ser joven ni mujer en el PSOE de hoy ¿Le llegaron los dardos?
-No. Me he sentido apoyada en todo momento por todas las generaciones del partido, por los hombres y por las mujeres. He tenido un recibimiento que me emociona. Y ahora soy muy consciente de que tengo que estar a la altura.
-No le pesa la etiqueta de joven y mujer.
-Es un hándicap. Siempre he dicho que ser mujer y joven es tener todas las papeletas para tener que demostrar dos veces que una vale. Y contribuir a que eso cambie va a ser uno de mis trabajos.
-El veterano Ramón Jáuregui asegura que se ha producido el mayor salto ideológico del PSOE desde que en 1979 se abandonó el marxismo. ¿Hay para tanto?
-Yo no puedo tener esa perspectiva histórica porque no viví el congreso del 79. Pero este ha sido un congreso tremendamente valiente, que ha apostado por el futuro, ha renovado ideas y proyectos políticos, y ha mirado al futuro con las luces largas.