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TÍTULOS. Norman aspira a su tercer Open. / AP
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El australiano Greg Norman se impone al campo y al viento huracanado

El 'Tiburón blanco' se mantiene en cabeza con dos golpes de ventaja Sergio García es decimoquinto y Pablo Larrazabal pierde posiciones

FRAN GUERRERO
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Pocos especialistas en golf saben analizar si es una buena noticia que en ausencia del número uno del mundo, Tiger Woods, el Open Británico esté en manos de un jugador de 53 años o si deben congratularse de que un caballero de golf como Greg Norman pueda ganar su tercera Jarra de Plata, batiendo récords de edad y tras una semiretirada del golf profesional desde 2002. Lo cierto es que El Tiburón Blanco, con 72 golpes (+2 en total del torneo) es líder indiscutible del torneo, dos golpes por encima del coreano K. J. Choi y del defensor del título, el irlandés Padraig Harrington.

Y no es una casualidad que Norman lleve tres vueltas comandando esta prestigiosa prueba, sin duda, el Torneo con mayúsculas del golf Europeo, por encima de favoritos como Sergio García o Retief Goosen (decimoquintos con +9), el sueco Henrik Stenson e Ian Poulter, héroes de recientes Ryder Cup; o los americanos Rocco Mediate y Davis Love III, en novena posición con +8. Es que el Tiburón lo ha hecho casi todo bien, como en los viejos tiempos cuando clavaba su mandíbula sobre un torneo. Se ha posicionado en el campo con perfección y elegancia, pese a comenzar con dos bogeys en los tres primeros hoyos; ha pateado como los ángeles, pese al doble bogey del hoyo 10, que le escupió el hoyo. Le regaló al público un birdie en el 17 que casi rozó al eagle, y deleitó a los numerosos aficionados, que aguantaron estoicamente en las gradas del 18, con un golpe por alto, por encima del búnker de green al que le faltó un suspiró para acabar en el fondo del agujero.

No se puede pedir más espectáculo en un día tan duro para los jugadores, en el que se prodigaban los bogeys y los dobles bogeys, y se echaban de menos los birdies y que casi rozó la suspensión en algún momento, cuando el viento era más intenso, ya que la bola apenas se mantenía parada en el green.

Encima del par

Escasas fueron las vueltas al par del campo que se consiguieron ayer. El joven inglés Simon Wakefield (4º con +5), compañero de partido de García; Ben Curtis, quinto con +7 y ganador de un Open Británico en 2003 (en su primero Open); el sueco Henrik Stenson, noveno con +8; y el americano Davis Love III, decimoquinto con +9. Ningún jugador más de los 83 que pasaron el corte pudieron con este links que sin duda ayer mostró la cara más dura de estos campos británicos al borde del mar tan característicos y que fueron cuna de este deporte en la era moderna. Por parte española Sergio García no tuvo su día. El castellonense terminó con 74 golpes, +9 en su marcador en el puesto 15º de la tabla. El joven Pablo Larrazabal, en su primera participación en el Open Británico, acabó más contento de su vuelta, aunque reconoció que se dejó un par de oportunidades en el tintero. Con una buena vuelta de 73 golpes escaló muchas posiciones en la tabla, hasta el puesto 35º de la tabla; empatado con Colinb Montgomerie, Paul Casey o Graeme McDowell entre otros.