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LÍDER. El brasileño se convirtió desde su llegada en el estandarte del equipo y el ídolo de la afición.
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De la gloria al infierno

Ronaldinho encumbró al Barça para después caer de forma vertiginosa e iniciar una nueva etapa en el Milan

SERGI OLEGO
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Le cambió la cara a un club hundido. Revitalizó con su sonrisa y su fútbol a una entidad necesitada de nuevos ídolos. Elevó al altar de la gloria europea a toda una masa social. Tras tres años de ensueño que le permitieron encumbrarse como el mejor jugador del mundo, su imagen languideció a marchas forzadas. En tan sólo dos temporadas Ronaldinho cayó en el infierno futbolístico provocando que el Barça decidiese prescindir de sus servicios traspasándolo al Milan.

La trayectoria azulgrana de Ronaldinho forma un conglomerado de cifras divididas en dos ciclos bien diferenciados.

El primero recoge sus tres primeros años en el Barça. Desde el 19 de julio de 2003, día oficial de su fichaje procedente del Paris Saint Germain, Ronaldinho arrasó. A su multitudinaria presentación le seguirían demostraciones inolvidables de su arte. Desde aquel zapatazo espectacular el día de su estreno en partido oficial en el Camp Nou ante el Sevilla a sus decisivos goles en la Champions ante el Milan o el Chelsea pasando por su majestuosa cola de vaca o su famosa espaldinha. Su mejor momento personal llegaría la temporada 2004-2005. Aquel 0-3 del Barça al Real Madrid, al que contribuyó con dos tantos, provocaría el aplauso del Santiago Bernabéu al astro brasileño.

Su espectacular repertorio situaría al Barça en la cumbre del mundo. Bajo su innegable liderazgo, los azulgrana conquistarían dos Ligas consecutivas (2004-2005 y 2005-2006), una Liga de Campeones (2005-2006) y una Supercopa de España (2005-2006).

Aquel verano de 2006, Ronaldinho y su banda se planteaban pasar a la historia del Barça. Se les presentaba la oportunidad de sumar siete títulos. Tras sumar una nueva Supercopa de España (2006-2007), el equipo encadenó un palo tras otro. A la dura derrota en la final del Mundialito de Clubes le acompañaron otros batacazos difíciles de digerir como la pérdida de la Liga en las últimas jornadas.

El declive del grupo coincidió con el de Ronaldinho. Las filigranas, su Balón de Oro y sus dos FIFA World Player dieron paso a un jugador escondido en el gimnasio. Una dejadez que acentuó durante la última temporada. Entre lesión y lesión se iba gestando su adiós. Un tramo final de carrera azulgrana que cerró con una inútil chilena ante el Atlético de Madrid.

Ronaldinho deja el Barça tras diputar 207 partidos oficiales en los que ha marcado 94 goles. Unas cifras que el club no quiere obviar. Aunque su final azulgrana ha tenido más sombras que luces, la directiva quiere que el brasileño se despida de forma multitudinaria del Camp Nou. La ambición barcelonista pasa por evitar que el símbolo de los últimos años se despida del club por la puerta de atrás como ya ha ocurrido en innumerables ocasiones con anteriores estrellas.

El Barça trabaja con la voluntad de traer a Ronaldinho al feudo azulgrana el próximo 16 de agosto coincidiendo con la disputa del Trofeo Joan Gamper. Un objetivo bastante irreal si el brasileño cumple con su voluntad de acudir a los Juegos Olímpicos de Pekín.