A pajaritos abierta
Me miro mis manos en ellas.
Actualizado:Envidio sus brazos abiertos,
su señorío y grandeza,
su torso esbelto,
aunque algo crespo.
Aunque en nidos es austera,
por muchas manos,
por muchos dedos,
a los pajaritos, abierta,
al columpio de su recreo:
a ruiseñores que gorjean,
a jilgueros por bulería,
a la tórtola tan sufrida,
a negra soleá que silva,
al palomo con su falseta.
Falta el gorrión que sólo pía,
pero que a todos incita
con sus palmas, entre las palmas
del Club, sus enhiestas palmeras.
Club Nazaret,
un palacio de amor
por piedras de albahaca,
por largos tallos ramosos,
por familia de labiadas,
por su olor aromático,
hojas verdes, flores blancas.
Con puertas de azucena
por candidez de su alma,
por lustrosa, por su olor,
por su virginidad blanca.
Alonso Ramos. Jerez