«Esto, desgraciadamente, es una guerra perdida»
Los comerciantes de Porvera y Honda vuelven a culpar de la riada a la poca limpieza de las alcantarillas del centro
Actualizado:El sol ya había salido, el termómetro ubicado en una de las esquinas de la Alameda Cristina marcaba 21 grados. Eran casi las cinco de la tarde. Y la Porvera era un pequeño y caudaloso río Amazonas. La corriente bajaba con fuerza arrastrando, incluso, contenedores de basura. Las botas que González Byass tiene en la esquina de la calle Tornería habían servido de parapeto a uno de ellos. Varios coches y dos autobuses urbanos habían quedado literalmente atrapados en medio de la riada. Los pocos viandantes que se encontraban en la calle esperaban a que las aguas bajasen de caudal para poder moverse en dirección a cualquier sitio. La escena transcurría ante la mirada atónita de dos turistas anglosajones que recogían con su cámara de fotos el espectáculo y que, probablemente, habrían venido a Andalucía huyendo de la lluvia. Paradojas que tiene la vida.
Amargas quejas
Como siempre que llueve con algo de intensidad, las calles Porvera y Honda, y, más concretamente, los comercios ubicados en ellas se llevaron la peor parte.
Cuando el cielo dejó de tronar llegó la hora de achicar agua de unos establecimientos donde esta imagen se ha hecho ya lamentablemente familiar. Los afectados también por enésima vez vaciaban cubos de agua de sus negocios descalzos, con los pantalones remangados hasta la rodilla y mascullando todo tipo de críticas contra el Ayuntamiento, al que creen responsable de una situación así por la falta de mantenimiento de los sumideros. «¿Cuando van a limpiar las alcantarillas de una vez? Ya está bien, por Dios», se lamentaba una joven fregona en mano a las puertas de su negocio de Porvera. La suciedad que flotaba en las calles venía a corroborar la amarga queja que de nuevo expresaban los más afectados por estas inundaciones en el centro de la ciudad.
En la calle Honda -nunca fue más acertado este nombre que en el día de ayer- otro comerciante expresaba su hartazgo con respecto a este problema de forma contundente: «Esto, desgraciadamente, es una guerra perdida».
Zapaterías, tiendas de moda, boutiques, establecimientos de telefonía móvil, estudios de fotografía...Muy pocos fueron los que pudieron salvarse ayer de la furia del agua en el centro de Jerez.
Daños en los coches
Buena parte de los coches que se encontraban estacionados en la calle Porvera sufrieron también las consecuencias de lo que se asemejaba a la crecida de un río en esta zona de la ciudad. La mayoría de ellos aparecieron con una cuarta de agua en el interior y hubo algunos, incluso, que vieron dañado su motor. Algunos propietarios tuvieron que achicar agua del interior de sus coches con cazos que les prestaron los bares de alrededor.
Mientras tanto, los guiris, cansados ya de hacer fotos, se daban media vuelta en busca de un nuevo atractivo turístico de la ciudad.