Curados por el tenis
Cómo determinados deportes llegan a ser la mejor terapia y una de las mejores prácticas para pasar y disfrutar del verano
Actualizado: GuardarNo hay nada mejor que devolverle al enemigo la bola verde con un buen resto. Se encuentra detrás de la red, e intenta devolverlo todo, como si fuese una pared infranqueable. El punto de concentración es total: un pase en paralelo que se clava en la línea, la volea rayana con el arte, el revés más mortífero o el golpe de derecha demoledor. Antonio está jugando al tenis y ahora no tiene tiempo para pensar en el precio de la gasolina ni en las acciones de Telefónica en Bolsa. «El tenis para mí es algo más que una afición; es una necesidad», comenta nuestro particular tenista. Ha jugado algunas pequeñas competiciones. «Lo clásico: algunos partidos en el Club Nazaret no sé. Pero tampoco pretendo ser el mejor, o rellenar el salón de mi casa con un escaparate de trofeos. Simplemente, el tenis me ayuda a desintoxicarme de la vida ordinaria, y con eso me basta», explica.
Son tres días a la semana las que Antonio prepara su raqueta. La tensión de las cuerdas está en su punto exacto. Las latas repletas de bolas, una toalla y unos pocos de golpes maestros en la cabeza. «Para jugar al tenis tampoco hacen falta muchas más alforjas», aclara.
Lo mejor
Atrás quedaron los informes para la empresa o los objetivos de ventas cumplidos. Y lo comentamos porque Antonio se encontró con el tenis tardíamente. «Tuve algunos problemas de nervios. Ya sabes, el estrés y todas esas cosas. Pedí ayuda a los profesionales y me recomendaron que practicara algún deporte. Yo a mis cuarenta y apenas había movido el esqueleto. Así fue como me encontré con este deporte. Ahora ya te digo que para mi es una medicina, una pasión una forma de desconectar con la que no puedo desentenderme», comenta.
Lleva menos tiempo que Nadal practicando tenis, pero lo que sí puede decir es que, a él, le ha propiciado el mismo bienestar que Wimbledon al gran campeón de Manacor.