Rubalcaba quiere que Rabat cierre la ruta de las pateras
Ofrecerá a Marruecos ayuda para combatir a las mafias que han resucitado la vía abandonada de Nador y Alhucemas
Actualizado:El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, viaja mañana a Rabat para presionar a las autoridades marroquíes a fin de que intensifiquen el control de sus costas mediterráneas orientales. Una zona que en los últimos meses se ha convertido en el punto de partida hacia Andalucía de cientos de inmigrantes 'sin papeles'.
Esta nueva, o más bien resucitada, ruta de la inmigración clandestina hacia las playas de Málaga, Granada y Almería a través del mar de Alborán costó la vida de, por lo menos, 29 personas la pasada semana, aunque se teme que el número de fallecidos pueda ser mayor, después de los días de temporal que han sacudido esa zona.
El ministro del Interior, al que acompañará el 'mando único', Francisco Velázquez, se encontrará con una comisión marroquí encabezada por su homólogo, Chakib Benmusa. El Gobierno de Madrid está dispuesto a brindar apoyo logístico y material a las autoridades de Rabat para que impidan la partida de más pateras desde los puertos de Nador y Alhucemas, o desde el cabo de Ras Kebdana, donde los Servicios de Inteligencia españoles aseguran que las mafias del tráfico de seres humanos han establecido desde principio de año sus bases.
Esta ruta, explicaron ayer responsables de la lucha contra la inmigración de la Guardia Civil, no es, en realidad, nueva. Ya fue muy utilizada por las mafias a finales de la década de los noventa, cuando el Sistema de Vigilancia Exterior (SIVE) blindó las aguas del Estrecho de Gibraltar y las playas atlánticas de Cádiz y Huelva.
Abandonada en 2005
Los expertos del instituto armado aseguran que la ruta de Alborán, que parecía abandonada desde que en 2005 se abriera la vía hacía Canarias, se ha retomado en los últimos meses ante la presión policial en el Atlántico, donde los barcos hispano-senegaleses e hispano-mauritanos patrullan noche y día para evitar que nuevos cayucos se lancen al océano con destino al archipiélago. Durante los dos últimos años, el operativo europeo Frontex, liderado por España, ha hecho que la utilización de esta travesía oceánica haya caído en picado. El pasado año se cerró con un descenso de más del 60 % en la llegada de inmigrantes irregulares a las costas del archipiélago canario: de 31.000 clandestinos se pasaron a 12.000 en apenas doce meses.
El Gobierno español está especialmente preocupado por la situación en el este del litoral marroquí, ya que varios informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han alertado en mayo y junio sobre la delicada situación en esa zona.
En esa región, según las organizaciones sociales, puede haber varios miles de subsaharianos en condiciones de extrema precariedad (entre 4.000 y 6.000) a la espera de dar el salto a la península y arriesgarse a cruzar las 80 ó 100 millas náuticas de travesía por el Mar de Alborán hasta alcanzar las costas de Andalucía oriental. Un trayecto alejado de las vías comerciales en un área que, a pesar del verano, ha sufrido varios temporales en las últimas semanas.
El Gobierno quiere que la visita de la pasada semana del presidente Rodrígue Zapatero, que se reunió en Oujda con el Rey Mohamed VI, y el viaje de Pérez Rubalcaba mañana sean los dos primeros eslabones de una ofensiva diplomática más amplia para frenar esta nueva oleada de inmigración irregular desde una zona que se creía controlada.
En breve también se desplazarán a Marruecos los ministros de Trabajo, Celestino Corbacho; Medio Ambiente, Elena Espinosa, y Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. El Ejecutivo pretende que las autoridades marroquíes perciban que esta nueva crisis se afronte desde un punto de vista «global».