Me quedan dos días...
Me quedan dos días. Sí, literalmente, dos jornadas de trabajo más y comenzaré mis tan ansiadas vacaciones. Porque, seamos sinceros, cuando llega esta época del año a una lo único que le apetece es estar tumbada al sol, escuchando música y leyendo algún que otro libro que no sé muy bien quién me recomendó ni por qué. Lo cierto es que estos días mis amigas -algunas todavía estudiantes- me ponen los dientes largos con aquello de que han alquilado alguna casita a pie de playa. Y es que pensar en lo bien que se lo están pasando mientras que yo tecleo provoca en mí cierto desasosiego que sé que en dos días desaparecerá.
Actualizado: GuardarEso sí, este año, como el anterior, ando pegada a la calculadora para ajustar los gastos, con el objetivo de poder disfrutar de mis 30 días de desconexión total de la mejor forma posible. De momento, un año de ahorros ha conseguido que en agosto pueda disfrutar de 10 días en Turquía, aunque la gasolina para ir a la costa, un fin de semana en Ronda, el seguro del coche, la letra, el alquiler del piso, la factura del teléfono y algún que otro imprevisto me han provocado más de un mareo. En fin, lo de todos los años.
Espero que a mi vuelta este Ayuntamiento, que tanto disgustos nos da, haya conseguido aprobar, una vez más, el PGOU de forma inicial -aunque ellos digan que es una aprobación provisional, no cuela-; que las obras en la barriada La Liberación sean una realidad palpable; que la comisaria de barrio de San Benito se haya inaugurado de una vez; que las mejoras de los presupuesto participativos previstas para este año hayan comenzado; o que a los ex delegados de Alcaldía que les deben dinero les hayan pagado.
No obstante, mucho me temo que cuando vuelva las cosas no habrán cambiado mucho.