El lado bueno
VUELTA DE HOJA Los fotógrafos estudian cuál es el lado bueno de cada persona incluso en los casos en que el cliente sea tuerto. Nos enseñan a ver los aspectos favorables de las cosas, pero no aprendemos de ellos. ¿Por qué hablar tanto de lo mal que nos van las cosas? Una deformación periodística muy arraigada consiste en no considerar noticia más que a las malas noticias. Se da por sobrentendido que cuando son buenas no son noticiables y eso explica que la inflación ocupe las primeras páginas de los periódicos y de los telediarios.
Actualizado:Es cierto que se ha disparado pero también que ha hecho blanco en las mismas personas, más algunas que pasaban por allí. Supera a la registrada hace un año, pero nuestros políticos han descubierto la coartada perfecta y le echan toda la culpa al petróleo. Incluso de la caída de la Bolsa y de la reducción de ventas de la Coca-Cola, con el calor que hace.
Hay que reparar más en los hechos favorables, pero los pobres siguen siendo muy egoístas. No se comprende cómo ellos, no sólo los de pedir, sino los de mendigar un empleo, no saltan de júbilo al enterarse de que once empresas españolas figuran entre las 500 mayores del mundo.
Los mileuristas no piensan más que en sus finanzas y no les consuelan las confortadoras noticias que divulgan las televisiones y los diarios. «El Banco Popular obtiene 173 millones en plusvalías por la venta de edificios», «Banesto sortea la crisis y gana un 15 por ciento más», «Banco Sabadell y Zurich crean una Joint venture»...
¿Será cierto eso que dice el gran Saramago de que el ser humano es un animal inconsolable? A la creciente población menesterosa debiera enorgullecerle lo bien que le van las cosas a quienes no padecen necesidades, ni temen que aumenten en el futuro. No hay que caer en la desesperación, ni acompañar al Ibex en su caída.