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Sin modelos que imitar

Los delitos con cuchillos y navajas se concentran sobre todo en las grandes ciudades. Durante muchos años, Glasgow ha sido considerada la capital de los crímenes con armas blancas, pero ahora se ha convertido en un problema mayor en Manchester o Londres. Y aunque parezca lo contrario, su incidencia en la capital británica ha descendido, al igual que otro tipo de delitos, pero el hecho de que las víctimas y los agresores sean más jóvenes ha disparado la alarma.

A. PAREDES
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La directora de la Unidad de Reducción de la Violencia de la región de Strathclyde, en la que se encuentra Glasgow, Karyn McCluskey, asegura que uno de los problemas es la falta de modelos a seguir: «A menudo nos encontramos con armas usadas por los abuelos, los padres y los hijos».

El consejero gubernamental sobre comportamiento en los colegios, Alan Steer, presentará la próxima semana nuevas medidas para presionar a los padres sobre la conducta de sus hijos. Para este profesor, los adultos necesitan dar un mejor ejemplo si quieren reducir el aumento de los delitos cometidos por los adolescentes. «Vivimos en una sociedad muy codiciosa, somos maleducados los unos con los otros. Y los niños lo copian».

El uso de armas blancas -en muchos casos, simples utensilios de cocina- es para algunos «endémico» y para otros «una moda que pasará». Hay opiniones para todos los gustos. Pero la mayoría coincide a la hora de buscar salidas.

Miedo y respeto

El criminólogo de la Universidad de Middlesex Kevin Stenson considera que los políticos deben hacer más por solucionar los problemas de los menores de 16 años: «Éstos son los que tienen miedo de ser atacados con navajas, las llevan porque están asustados, pero también por respeto. Tiene que ver con el estatus de macho».

Según McCluskey, algunos agresores no entienden lo peligroso que puede resultar un cuchillo. Creen que es posible clavarlo por ejemplo en una nalga sin llegar a matar a la víctima, cuando en realidad la persona se puede desangrar si se toca la arteria femoral. «Cuando se apuñala a alguien no hay ningún lugar seguro», explicó.

Para el trabajador social del barrio londinense de Hackney, Ife Igunnubole, «cuchillos y pistolas dan una sensación de poder a los jóvenes que se sienten indefensos. Hay cierta desesperación en las calles, debido a la pobreza, que genera una cultura del miedo». Para él, condenas más duras y cacheos por parte de la Policía están muy bien a corto plazo, pero a largo «hay que luchar contra la pobreza y el materialismo».