Los marineros del 'Nuevo Pepita' culpan en el juzgado a la constructora del barco
La mayoría de los supervivientes ya ha prestado declaración ante la juez de Barbate; reclaman la retirada de los embarcaciones con características similares Las familias de los fallecidos aún esperan que le den explicaciones del suceso
Actualizado: GuardarEl tiempo tiene la costumbre de cerrar las heridas, pero para los supervivientes y las familias de los fallecidos en el naufragio de la embarcación Nuevo Pepita Aurora, diez meses es muy poco margen para aliviar el dolor que sienten. En especial, y como denuncian los familiares de los ahogados, si aún no se han esclarecido en su totalidad las causas por las que el barco perdió la estabilidad y terminó hundiéndose. La investigación que debe arrojar luz sobre las causas del naufragio se completa actualmente con los testimonios de los supervivientes que se han presentado ante la juez de Barbate para prestar declaración sobre su experiencia en la tragedia.
El último marinero que pudo salir de la embarcación con vida, José Crespo, asegura que «lo único que pretendo es que se inspeccione la fabricación del barco, no quiero nada más, porque no es casualidad que hayan varios naufragios de navíos con las mismas características». Así, se lo expuso a la juez en relación con el hundimiento del buque gallego O Bahía.
José también hizo referencia al escaso equilibrio de la embarcación y señaló que el centro de gravedad estaba situado a una altura excesiva. «En ningún momento pensamos que el barco llegaría a darse la vuelta, normalmente se queda de lado, pero nosotros no tuvimos ni tres segundos para reaccionar. Eso no es normal, así que algún fallo debe haber porque la línea de flotación estaba a una cuarta», explicó en los juzgados, a y añadió: «Claro que hasta que no sucedió no comencé a atar cabos, simplemente es una cosa que no te imaginas».
Por ello, los afectados piden que se esclarezca la responsabilidad existente en la construcción del barco y en los controles pertinentes que pasó para conseguir las autorizaciones exigidas para poder salir a faenar, pues una de las principales preocupaciones es que todavía hay buques de características similares en el mar.
Los supervivientes ya han cobrado la primera ayuda económica de 574 euros al ser declarados no aptos para la mar, lo que les permitirá recolocarse en alguna de las empresas conserveras instaladas en El Olivar, polígono industrial de la localidad, Otra lucha es la que mantienen las familias de los marineros fallecidos, que exigen explicaciones de cómo perdieron la vida . Hay que recordar que algunas familias todavía no han recuperado los cuerpos.
La viuda de Manuel Alba, Dolores Caravaca, afirma que según los testimonios de los supervivientes, su marido, que estaba en ese momento en el comedor con varios marineros, «recibió un fuerte golpe al volcar pero estaba vivo cuando sus compañeros salieron, además fue encontrado en el cuarto de baño». Dolores habla de la «posibilidad de que se encontrara en una bolsa de aire», una probabilidad que se barajó en el momento del rescate, de manera que quiere saber por qué entonces se decidió arrastrar el barco en vez de que los buzos se sumergieran. La batalla actual de Dolores es que la muerte su esposo no caiga en el olvido.