Carlos Trujillo le canta a la palabra que «sólo quiere hablar de ella misma»
Carlos Trujillo, poeta nacido «a la altura de las vértebras lumbares de Chile» -según la presentación de Jesús Fernández Palacios-, tiene un perro que se llama Plaza de San Antonio, en honor a una «in-olvidable visita a Cádiz». Aunque quiere «esta tierra porque sigue siendo patria», se quedó de una pieza el día que preguntó en una céntrica librería por los poetas nativos y le dijeron, muy en serio: «Es que aquí no hay». Para remediar tal despropósito, el Centro Superior de las Lenguas Modernas organizó ayer un «intercambio de poesía y de poéticas» que contó con la presencia de Manuel Ruiz Torres, autor de un prólogo «ideado para dejar al lector con hambre».
Actualizado:En la Kursala de la UCA, el prologista refutó, nombre a nombre y verso a verso, el desvarío del librero, refiriéndose sólo a la hornada lírica de las últimas tres décadas. Paco Bejarano («el mayor de los poetas jóvenes, a sus 35 años»), Ripoll («la escritura como pretexto de la música»), Juan José Téllez («reinventor del poema urbano»), Pedro Sevilla («la ternura, dentro del dolor»), Benítez Reyes («que huye de la metáfora y se agarra al sentido común»), Fernando Quiñones, Ramírez Escoto («el verbo a borbotones»), Benítez Ariza («el observador permanente»), Mercedes Escolano («que busca la confidencia»), Pepa Parra («el ardor, el arrebato»), García Gil («un artista disimulado entre la multitud»), García Argüez («que niega la salvación personal en un mundo que se hunde») y David Franco («que escribe por convicción y por venganza»), conformaron el listado «parcial y seguramente injusto», que Ruiz Torres relató como pie al recital del profesor Trujillo.
Para «seguir con la poesía hecha en democracia», el escritor recitó piezas escritas tras la caída de la dictatura chilena, marcadas por contar con una sola temática: «Son palabras que sólo quieren hablar de ellas mismas».