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La familia de Tamara Leyton niega que el móvil del crimen sea un ajuste de cuentas

La Policía sigue rastreando la zona en busca de los dos culpables Más de 300 vecinos acuden al sepelio en la parroquia del Barrio Jarana

MIGUEL D. GARCÍA
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Cientos de vecinos del Marquesado, en el término municipal de Puerto Real, dieron su último adiós al cuerpo de Tamara Leyton, la joven de 19 años asesinada el pasado sábado de un disparo de escopeta cuando dos individuos aún no detenidos asaltaron su vivienda, en esta barriada rural.

El entierro de Tamara se celebró ayer a las 12.30 horas en el cementerio mancomunado de Puerto Real. Los familiares y vecinos de El Marquesado y del cercano Barrio Jarana, donde se celebró una emotiva misa por el alma de la joven, en la parroquia del Buen Pastor, se acercaron a arropar a la familia.

Más de 350 persona acudieron a este último adiós a Tamara, aunque apenas la mitad de ellos pudo entrar en el pequeño templo. Minutos antes del sepelio, la familia también recibió el pésame del alcalde puertorrealeño, José Antonio Barroso, que visitó el tanatorio local por motivos personales. El regidor manifestó su total «confianza en la labor de la Policía» para hallar a los culpables.

A pesar de la numerosa concentración de personas, sobre la iglesia se extendió un respetuoso silencio, sólo roto en ocasiones por las lágrimas. Durante la misa, la emoción se mezcló con cierto sentimiento de impotencia y rabia que fue, sin embargo, contenido en todo momento.

Emoción, por la pérdida de una joven que era madre de un bebé de apenas meses, además de hija y hermana en una numerosa familia, muchos de cuyos miembros también viven en el núcleo rural de casas dispersas.

La rabia y la impotencia respondían a la inaudita violencia con que fue cometido el crimen en una zona considerada hasta ahora tranquila, a pesar de los diversos robos que se han cometido en los últimos meses en estos chalés casi aislados. Fuentes cercanas a la familia expresaron, además, que los miembros de ésta se sienten indignados ante la hipótesis que apunta a un supuesto ajuste de cuentas por narcotráfico, y que fue investigado inicialmente como causa del crimen.

La Policía mantiene aún abiertas todas las vías de investigación que logren explicar las causas de un asesinato repleto de incógnitas, sobre el que se ha impuesto el secreto sumarial. Cabe recordar que el tiroteo en el que murió Tamara fue cometido supuestamente por dos hombres de aspecto joven que huyeron en un coche de color azul oscuro después de dispararle con una escopeta de caza. Treinta minutos antes, a las 1.55 horas de la madrugada del viernes al sábado, la casa de otro vecino del Marquesado -Manuel S. F. de 43 años-, sufrió un asalto similar. Manuel fue herido cuando salió de su vivienda alertado por el ruido. Esta casa se encuentra en el camino del Colibrí, a casi tres kilómetros del lugar del asesinato (en carril Zurraque). Los policías que acudieron alertados al primer asalto llegaron a la casa del carril Zurraque en el momento en que los criminales escapaban abriendo fuego contra los coches de patrulla.

Tanto el vehículo como la supuesta arma homicida -que habían sido robados-, fueron descubiertos abandonados a pocos metros del cercano Hospital Universitario de Puerto Real.

Siguen las pesquisas

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, responsables de la investigación, han iniciado la búsqueda de huellas y pistas en el vehículo y la escopeta halladas, y ayer se mantenía el rastreo del entorno del barrio del Marquesado y del hospital puertorrealeño, en busca de pistas que aclaren la identidad de los culpables.