Uribe fortalecido
Actualizado: Guardara liberación de Ingrid Betancourt y de los militares y policías que estaban secuestrados junto a ella por las FARC ha introducido un factor esperanzador tanto en lo que respecta al futuro de la amenaza narco-terrorista en Colombia como en relación al desarrollo de los acontecimientos políticos en la región. La denuncia internacional de la crueldad con la que las FARC han perpetrado el secuestro de cientos de personas en los últimos años y el trato inhumano con el que han mantenido y continúan reteniendo a los cautivos ha erosionado definitivamente la ya débil corriente de simpatía con la que contaba la veterana trama guerrillera, y dificulta especialmente que los gobiernos de inclinación populista de Venezuela, Bolivia y Ecuador puedan hallar en su contrapoder un argumento propicio para radicalizar su estrategia o sustentar su disposición expansionista. El llamamiento de Fidel Castro a las FARC pidiendo la liberación de todos los rehenes constituye tanto una forma de distanciarse de la faceta más impopular del narco-terrorismo colombiano como la solicitud de que éste se deshaga de tan comprometido lastre. La reunión concertada entre Hugo Chávez y Álvaro Uribe para el próximo día 11 ofrece indicios de normalización en la relación entre los dirigentes de los dos países vecinos, lo que sin duda contribuiría a un mayor aislamiento de las FARC. El importante golpe infligido por el gobierno del presidente Uribe a los herederos de Marulanda afianzan su liderazgo en el país y la eventualidad de su reelección si lograse la preceptiva habilitación constitucional para ello. Pero lo importante en estos momentos es que ninguna iniciativa ajena a la estrategia establecida por el Gobierno de Colombia interfiera sobre el terreno pretendiendo, por ejemplo, un entendimiento con las FARC que conceda a éstas el margen de maniobra que ahora buscan para zafarse del acoso que padecen.