PESQUISAS. Un agente,en el escenario del crimen. / A. VÁZQUEZ
Ciudadanos

La Policía busca a dos hombres que dejaron un coche junto al Clínico como sospechosos de los tiroteos

Un testigo vio a los individuos salir del vehículo, de color azul oscuro y recuperado cerca del hospital de Puerto Real por los agentes, que lo revisaron en busca de pruebas

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La Policía tiene un importante cabo del que poder tirar y que dejaron suelto los autores del doble tiroteo en El Marquesado. El hallazgo del coche que utilizaron para escaparse del lugar, tras asesinar a Tamara Leyton y herir a otras cuatro personas, fue encontrado en las inmediaciones del hospital Clínico de Puerto Real. Esta información la conocían los familiares de la víctimas desde el sábado por la tarde y así la trasladaron a LA VOZ, que la divulgó en la anterior edición. Sin embargo, no fue hasta ayer cuando llegaba la confirmación por fuentes cercanas a la investigación.

El vehículo es un turismo de color azul oscuro que fue previamente robado. Los agentes de la Policía Científica lo han registrado pormenorizadamente en busca de huellas o vestigios que les lleve a los culpables de la violencia desatada en el paraje rural del término municipal puertorrealeño. Además, cuentan también con un testigo, que vio cómo dos jóvenes salían del coche. Llegó a ver incluso que uno vestía unos pantalones cortos. Esta persona se los encontró cuando salía de trabajar y ha aportado esta declaración a los agentes.

Fuentes familiares señalaron también a este periódico que en el interior del citado turismo había aparecido una escopeta repetidora que pudo ser utilizada en los tiroteos. El arma consta como robada y al parecer los agentes habrían encontrado ya al legítimo propietario que atestiguó que se le habían sustraído días atrás. Un hermano de Tamara, que había escapado de la tragedia vivida en su casa porque había salido esa noche, declaró en Comisaría y allí le mostraron una fotografía del arma, informaron las mismas fuentes consultadas.

El testigo que vio a los ocupantes del vehículo viene a confirmar los testimonios de las personas que lograron salvar la vida en la finca del carril Zurraque, donde vivía la joven asesinada. Todos coinciden en señalar a dos individuos de aspecto joven y que huyeron del lugar en un turismo de color oscuro.

La Policía aún no ha descartado por completo ninguna hipótesis, aunque el móvil del robo pierde cada vez más fuerza. En El Marquesado los vecinos no se creen que dos personas armadas, que irrumpieron en dos viviendas diferentes y cuyos propietarios no guardan ningún tipo de relación entre ellos, tuvieran como objetivo sustraer efectos de valor. Esta posibilidad se debilita porque abrieron fuego sin mediar palabra y no trataron en ningún momento de entrar en las viviendas. Además, la finca donde residen los Leyton Aguera tiene un aspecto humilde y muy alejado de la ostentación de otros chalés que han sido construidos en esa zona de diseminado.

Como apuntaba ayer este medio, en la investigación que abrió la Comisaría de El Puerto se sumó el equipo de Estupefacientes que indagó en los antecedentes que al menos le consta a uno de los heridos. Este aspecto de las pesquisas revela que desde un primer momento los agentes le dieron prioridad a aclarar si detrás de los sangrientos hechos haya un ajuste de cuentas de por medio.

Velatorio y entierro

El cuerpo de Tamara fue trasladado sobre la una y media de la tarde desde el Instituto Anatómico al tanatorio de Puerto Real, donde fue velado durante todo el día. La autopsia la practicaron a primera hora y vino a confirmar que la joven murió por varios impactos que le alcanzaron la cabeza y producidos por cartuchos de escopetas de caza como las que tienen muchos vecinos de la zona. Los numerosos cartuchos que quedaron en la entrada de la finca, donde cayó herida de muerte la chica, indican que debieron utilizar más de un arma.

Mientras las hermanas y el padre de la víctima velaban el cuerpo, su madre seguía preguntando por su hija. Según fuentes familiares, desde que despertó tras la operación a la que fue sometida el sábado, no cesa en su empeño por saber qué le ha ocurrido a Tati, como era conocida por los suyos. La última vez que la vio con vida estaba tendida en el suelo. Fue la primera en caer abatida por los disparos de perdigones y cuando la madre salió de la casa para socorrerla, le dispararon también a ella. Dado el delicado estado de salud en el que se encuentra, su familia no ha querido decirle qué ha ocurrido realmente. Prefieren que gane fuerzas para que afronte la tragedia que ha caído sobre ellos.

El entierro se celebrará hoy, a partir de las once y media de la mañana. Los tres heridos que continúan ingresados en el Clínico están en planta. El primero que salió de la Unidad de Cuidados Intensivos fue el ex militar que reside en el camino Colibrí y cuya vivienda fue asaltada en primer lugar. Manuel S. G., de 43 años, fue subido a la habitación el mismo sábado después de ser atendido de heridas en el abdomen y su pierna derecha. Como confirmaba él mismo a este periódico, está fuera de peligro pero su estado físico es débil, al haber sido sometido recientemente a un tratamiento de quimioterapia.

En la mañana de ayer fueron reubicados en planta la madre de Tamara y su hermano de 25 años. Ambos fueron operados el sábado y evolucionan favorablemente. El cuarto herido en los tiroteos es un sobrino de la finada, de 14 años, que llegó al hospital por su propio pie y recibió el alta a las pocas horas. Si bien, fuentes familiares confirmaron que el adolescente será sometido a nuevas pruebas médicas ya que recibió varios impactos en la zona genital.

stubio@lavozdigital.es