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Prohibido prohibir

En los años sesenta la clase media europea prosperaba moderadamente, al tiempo que la clase trabajadora vivía confortablemente oprimida que, según la ortodoxia, es su estado natural en los países desarrollados. Este sistema se sustentaba sobre unas sólidas bases que en lo personal venían determinadas por el binomio libertad y responsabilidad, y en lo público por el de democracia y autoridad, que no autoritarismo.

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Así estaban las cosas, cuando de improviso, allá por mayo de 1968, a un insensato se le ocurrió escribir este ingenioso y aparentemente inocuo slogan en las paredes de la Sorbona. A partir de ese momento decir no fue sinónimo de autoritarismo.

Con distinto ritmo e intensidad, según los países, fueron saltando por los aires buena parte de los valores sociales vigentes hasta entonces. La democracia dejó de admitir el ejercicio de la autoridad como uno de sus componentes naturales y la libertad se deshizo de la responsabilidad.

En España ocurrió más tarde aunque no con menos intensidad, pues por aquí decir no aun huele al autoritarismo del que hemos andado sobrados en el siglo pasado. Este cambio le dio de lleno a mi generación, que hemos sido hijos de padres preconstitucionales, que nos han dicho no muchas veces; las menos para afirmar el principio de autoridad, las más para protegernos, y somos ahora padres de hijos postconstitucionales que no comprenden que decirles no, también es educarlos.

No sé cómo esta generación se va a convertir en adulta si nada ni nadie les exige que asuman responsabilidades ni que incorporen a su vida el concepto de autoridad, que no es otra cosa que el aprendizaje de que existen límites, de manera que su correcto ejercicio determina el paso de la adolescencia a la vida adulta. Si no se enseña, no es posible aprenderlo y la consecuencia es que la sociedad se está llenando de adolescentes de veintimuchos años.

Espero que no se demore mucho el momento en el que alguien escriba en la pared un slogan tan contundente como éste para hacernos ver que a veces es aconsejable prohibir.