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Editorial

Ingrid vence a las FARC

El Ejército colombiano devolvió a la libertad a Ingrid Betancourt, junto a tres ciudadanos estadounidenses y once militares y policías, en un golpe de mano que, por su espectacularidad, ha colocado en un difícil trance a las FARC. La figura de la ex candidata a la presidencia de Colombia, entera y serena, llevó ayer la esperanza a los familiares de los más de 700 secuestrados que permanecen en manos de la narcoguerrilla y a toda una sociedad que espera el final de una espiral violenta de décadas. La tortura física y psicológica infligida por el largo cautiverio no ha impedido a Betancourt alzar su voz por la suerte de quienes han quedado atrás. Su testimonio reveló ayer que, a pesar del extremo sufrimiento que padecen, son los secuestrados, su existencia misma, la cruel ignominia a la que se aferran sus captores, lo que paradójicamente ha acabado atrapando a las FARC. Tanto que no sería aventurado entrever detrás de la brillante operación militar desarrollada por el ejército colombiano, con la colaboración de los Estados Unidos, las profundas disensiones internas que experimenta la trama liderada hasta hace poco por Manuel Marulanda 'Tirofijo' y Raúl Reyes.

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En este sentido, resulta elocuente que el presidente venezolano Hugo Chávez reaccionara finalmente advirtiendo a las FARC de que «la época de los fusiles ya pasó», aunque es obligado precisar que la persistencia guerrillera no ha aportado nunca nada más que dolor y muerte a la Colombia constitucional. La alegría por la liberación de Ingrid Betancourt y sus catorce compañeros de cautiverio ha contagiado al mundo. Pero ahora es imprescindible que el calor de tan significativo éxito se mantenga y propicie un esfuerzo inmediato e intenso de toda la comunidad internacional para obligar a las FARC a liberar a todos sus secuestrados y para inducir en su seno la convulsión colectiva que desemboque en su efectivo desarme y disolución. Derrotadas políticamente, acosadas militarmente, quebrada su cohesión, es indudable que la colaboración exterior más eficaz será aquella que, manteniendo firme la presión ejercida sobre las FARC, ofrezca a sus propios integrantes la salida personal que muchos buscan o aguardan desde hace largo tiempo.