PROFESIONAL. María del Carmen posa en su droguería.
Jerez

La droguería de España y Jerez

La droguería España no ha cesado de ofrecer un buen servicio a muchas generaciones de jerezanos durante setenta años de vida

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Hay lugares que no pierden su encanto, ni su olor tampoco. En la droguería España, ubicada en la plaza Plateros, te engancha el olor característico de la mezcla de la naftalina con el aguarrás. «Ya no es lo de antes, aunque nuestra droguería conserva todavía mucho de lo antiguo. Desde que se prohibió la venta de naftalina, la droguería no huele como hace veinte años», comenta María del Carmen Jiménez. Ella lleva toda la vida tras el viejo mostrador de mármol despachando sus variados géneros a sus clientes. «Lo más importante es que te guste tu profesión, y a mi me encanta estar en mi comercio, ya no sólo por la venta en sí, sino por el asesoramiento», subraya María del Carmen.

Ha llegado una señora horrorizada porque ha encontrado una cucaracha en casa. María del Carmen la tranquiliza y le saca de la trastienda la solución a sus miedos. «Esto no falla, hija. Es mano de santo», reconforta a la clienta. Y es que para nuestra protagonista «no hay mayor placer que ver a un cliente que sale contento del negocio. Lo importante vender artículos que cumplan sobradamente con la función para la que se fabricaron».

Las velas perfumadas antitabaco, brochas de distintas medidas, cubos, latas de pintura, plumeros para espantar a los ácaros y, tras las grandes vitrinas, hasta sales para el lavavajillas.

La droguería España va a cumplir en 2009 setenta años. El negocio lo fundó el padre de María del Carmen, Antonio Jiménez Cantos. «Le ocurría lo mismo que a mí, que le encantaba su profesión. Recuerdo que, en aquellos años, había hasta cuatro empleados en la droguería», dice María del Carmen. Ella entró para llevar las cuentas del comercio. Hojarasca de albaranes de entrega y facturas pendientes sobre el escritorio, cuando la administración era artesanal también y todo se punteaba. «Después, mi padre me sacó al mostrador, y aquí demostré mi dimensión de vendedora porque a mí lo que me gustaba realmente era el contacto con el público».