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El PSOE aplaca el izquierdismo de sus bases y afronta un congreso tranquilo
Zapatero busca la sorpresa con la incorporación a la próxima ejecutiva de una mujer profesional, ajena a la vida política
Actualizado: GuardarEl PSOE celebra a partir de hoy el que quizá sea Congreso más plano de su historia reciente. Todo el mundo reconoce ya que la ponencia marco aprobada por la ejecutiva pecó de atonía y que la abrumadora cifra de enmiendas con la que respondieron las federaciones estaba ligado a la ausencia de asuntos que las bases socialistas consideran clave y que contienen un sesgo ideológico claramente progresista: la laicidad, la eutanasia y el aborto.
La dirección del partido tratará de mitigar las aristas del debate a través de enmiendas transaccionales morigeradas que ya han puesto en circulación.
El secretario de Organización, José Blanco, afirmó ayer que esas cuestiones, obviadas en el documento estratégico coordinado por Jesús Caldera, son «objeto de preocupación de la sociedad española», pero dejó claro que no se irá tan lejos como pretenden los enmendantes más radicales.
«No es una cuestión de izquierda o derecha, los militantes siempre suelen ser más utópicos o menos realistas en sus planteamientos políticos que quien ejerce la función de gobierno», justifica uno de los principales ponentes en el Congreso.
Los dirigentes socialistas decidieron ya hace unos meses, cuando redactaron el programa electoral para las generales de marzo, que España no estaba preparada para el debate de la eutanasia, y ahora intentarán acallar las voces de los más reivindicativos con el compromiso de convertir en ley el derecho a la «plena dignidad en el proceso de la muerte» y de promover el respeto al testamento vital, ya reconocido en la mayoría de las comunidades autónomas.
Tampoco se romperán los acuerdos con la Santa Sede ni se cederá el paso a propuestas que contradigan la promesa de limitarse a abrir una «reflexión» sobre la modificación de la ley del aborto para garantizar la «equidad en el acceso y la calidad» de la prestación sanitaria.
Blanco ha encargado a hombres experimentados como el andaluz José Antonio Griñán, el vasco Ramón Jáuregui o el valenciano Enrique Guerrero la tarea de aplacar las cuestiones más espinosas. Y cuenta con que sus alternativas salgan adelante sin mayor problema. Son las ventajas de tener un partido pacificado.
Mujer sorpresa
La mayor parte de los dirigentes asegura que esa cohesión interna es la responsable del perfil bajo en el que se ha instalado el partido desde los comicios de marzo porque se han querido exacerbar las diferencias con el convulso proceso congresual vivido en el Partido Popular.
Nadie cuestiona el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene las manos libres para hacer la ejecutiva que considere oportuna y aprovechará la ocasión para acometer una completa reforma orgánica para afianzar la estructura piramidal del partido y acabar con la atomización del poder en grandes ciudades como Madrid o territorios como la Comunidad Valenciana.
El secretario general del PSOE se reserva algunas sorpresas. Entre sus planes está incorporar a la dirección del partido a una profesional ajena a la política. Las mujeres, que ya son mayoría en el órgano decisorio, tendrán más protagonismo porque una de ellas ejercerá como número tres de la formación.
También está prevista una renovación generacional de los cuadros directivos y la incorporación a las reuniones de la federal de la portavoz en el Senado, la senadora gallega Carmen Silva, y del portavoz en el Parlamento Europeo, Enrique Barón.
Blanco ha advertido a las federaciones regionales de que no habrá hueco para los 'barones', que ya disponen del comité territorial para hacerse oír. La presencia de ministros se limita a los ya veteranos Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón.
La falta de contestación a Rodríguez Zapatero tiene, a juicio de algunos cargos, una desventaja, que casi nadie se atreve a alzar la voz para exigir mayor tensión e iniciativa política, a pesar de que son muchos los preocupados por la ausencia de reacción frente al repunte del PP y la soledad parlamentaria a la que por primera vez se enfrenta el Gobierno
«Quizá estemos cayendo en una dependencia excesiva del secretario general», dice un dirigente, que subraya que es propio del carácter de Rodríguez Zapatero la ausencia de respuesta.