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EL TENDEDERO

La caja de los truenos

En Jerez se ha desatado la caja de los truenos a raíz de la publicación del sueldo del jefe de Gabinete de la alcaldesa.

ANTONIA ASENCIO
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Conozco el Ayuntamiento desde sus entrañas y créanme si les digo que el tema de personal no es un asunto fácil. Es obvio decir que en el breve espacio de tiempo en el que me tocó asumir la responsabilidad como delegada de Recursos no pude o no supe deshacer muchos de los desaguisados y desequilibrios de tantas situaciones que consideraba injustas o cuando menos poco equitativas. Hubo un tiempo en el que existían temas tabú en el Consistorio, asuntos en los que ni siquiera una simple delegada podía opinar. Uno era la política urbanística y otra los asuntos de personal, muchos de los cuales se decidía unipersonalmente, independientemente de la opinión de propios y extraños, no importaban si eran técnicos o políticos.

No soy inocente, ni pretendo dar ninguna excusa, en cualquier caso soy tan responsable como la que más en la parte que me tocó. No estoy orgullosa, sencillamente lo asumo, pero entre cortarme las venas o dejármelas largas prefiero lo último. Ya juzgó a la ciudadanía nuestra gestión el pasado 27 de mayo del 2007, ahí están los resultados.

Ahora bien todo lo anterior asumido, la responsabilidad de la situación actual del Ayuntamiento es de quien gobierna, y no se puede estar permanentemente mirando al pasado. La alcaldesa no sólo tiene que ser honrada y coherente, sino que además debe parecerlo. Dicho esto, hay medidas que parecen estar fuera de cualquier criterio de oportunidad, por muy 'legales' que sean.

Con todo lo que está cayendo, el personal del Ayuntamiento se enfrenta a la negociación de un nuevo convenio colectivo, y a quien le toque negociar ha de cargarse de argumentos y razones, no sólo económicas sino también éticas y organizativas para defender la postura del Gobierno local. La cosa no está desde luego para tirar cohetes.

Este artículo es uno de los que yo llamo sincericidios, pues al fin y al cabo no soy más que una trabajadora municipal, pero es que a veces no me puedo callar.