ESPAÑA

Un botín ibérico

Unos delincuentes saquean un pueblo de Guadalajara y se llevan bebidas, jamones, chorizos y 2.000 litros de gasóleo

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Los cerca de 900 vecinos de Illana (Guadalajara) desearían que su pueblo retornase siglos atrás, cuando esta villa de la Baja Alcarria pertenecía a la Orden Militar de Calatrava. Sus habitantes vivirían más seguros y no padecerían a delincuentes como los que el miércoles de madrugada saquearon el pueblo en cuestión de horas.

El cuartel de la Guardia Civil más cercano, el de Almonacid de Zorita (Guadalajara), está a 23 kilómetros de distancia de Illana y sus agentes no dan abasto para garantizar el orden en toda la comarca. De esta precaria situación suelen aprovecharse los rateros. Pero el de ayer fue un «auténtico saqueo», según dijo el alcalde, Francisco Javier Pérez del Saz, quien aseguró que la Guardia Civil se ha encargado de las pesquisas para dar con el paradero e intentar detener a los desvalijadores.

Antes de que amaneciera y amparados en la oscuridad, los ladrones robaron en la farmacia, en la panadería y en una vivienda particular donde, además de dinero, sustrajeron armas de caza y munición. Tanta actividad debió de abrirles el apetito porque se dirigieron a un bar que se había inaugurado el día anterior. En este local «incluso se han atrevido a cenar a sus anchas», denunció indignado el alcalde.

Después de llenar sus estómagos, los rateros se llevaron las bebidas alcohólicas y los jamones y chorizos que el dueño del bar había comprado, pensando en satisfacer a sus clientes en las próximas semanas, cuando la afluencia de clientes aumenta por la temporada veraniega.

Apagado el hambre y con tan suculento e ibérico botín a las espaldas, decidieron rematar su faena en una nave del polideportivo municipal, donde robaron más de 2.000 litros de gasóleo que el ayuntamiento había adquirido horas antes y por los que había pagado unos 3.000 euros.

Daños a vehículos

Antes de marcharse y de que amaneciera, los delincuentes dejaron su particular firma causando daños a los vehículos de la Delegación Provincial de Medio Ambiente, que estaban aparcados junto al polideportivo.

Por fortuna, la banda no causó más estragos ni se fijó en la joya patrimonial de este pueblo dedicado al olivar y la miel: la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, que data del siglo XVI y que tiene un retablo barroco.

Tras este asalto, más propio de un 'western', el alcalde de Illana solicitó una reunión urgente con la Subdelegación del Gobierno en Guadalajara para poner fin al desamparo que vive su pueblo.

Lo que tal vez desconocen estos ladrones es que en el fondo han tenido suerte, porque los vecinos de Illana tienen la paciencia agotada desde hace tiempo. Y es que hace poco más de un año, en marzo de 2007, cerca de setenta paisanos de Illana lograron retener a dos ladrones que fueron sorprendidos cuando se aprestaban a robar en una vivienda deshabitada.

Cansados de sufrir continuos robos -en el Ayuntamiento y la casa del médico-, los vecinos decidieron semanas antes de esos hechos organizarse en patrullas. Su instinto policial dio sus frutos y una noche localizaron a cuatro cacos. Dos consiguieron huir, pero los otros dos fueron retenidos cuando trataban de marcharse a toda prisa en un coche. Los vecinos, armados con escopetas, navajas y palos, estaban tan furiosos que destrozaron el vehículo y los dos ladrones estuvieron a punto de ser linchados.

Sus salvadores fueron, paradójicamente, agentes de una patrulla de la Guardia Civil de Mondéjar (Guadalajara), que, tras detenerlos tuvieron que pedir refuerzos para aplacar los ánimos de los soliviantados vecinos y evitar males mayores.