PELIGRO. Labores de limpieza de la costa que se hicieron tras el accidente del 'Sierra Nava'. / LA VOZ
Ciudadanos

Greenpeace dibuja un litoral asediado por la construcción y los vertidos sin control

La octava edición del informe anual que evalúa la situación de las costas incluye Conil y Tarifa en el listado habitual de puntos amenazados en la provincia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Greenpeace presentó ayer su informe Destrucción a toda costa, que desde hace ocho años evalúa la degradación progresiva que presenta el litoral español por fenómenos como la construcción sin freno, los vertidos al mar o la ampliación de instalaciones portuarias. Y un año más, la costa gaditana no se escapa al análisis más pesimista. En anteriores ediciones la asociación ponía el acento en cómo se estaban perdiendo los últimos parajes vírgenes de la provincia. En el informe de 2008 se da por hecho esta afirmación y acusan directamente a la Junta de no poner remedio con políticas conservacionistas o simplemente de «mirar para otro lado mientras municipios litorales tan grandes como Algeciras carecen de depuración de aguas residuales».

La bahía algecireña es uno de los puntos, junto al polo químico de Huelva, que peor salen parados del estudio de los ecologistas. Greenpeace no sólo recuerda que es una de las zonas de la península ibérica más castigadas por la contaminación, también plasma datos obtenidos por comparativa y referencias internacionales que invitan a la profunda preocupación. Además, este colectivo reivindica la intervención urgente de las Administraciones para impedir una posible «catástrofe».

Según Naciones Unidas, Algeciras es un punto negro (hot spot) de contaminación en el Mediterráneo. No sólo por las 20 millones de toneladas de productos petrolíferos que se mueven en el Estrecho al año y que generan fugas habituales de combustible al mar, sino también porque el municipio sigue sin tener un sistema de depuración y control de vertidos. Es más, este problema es compartido por otras localidades de una provincia donde se producen las mayores irregularidades en cuanto a los desechos que llegan al mar, subraya el informe presentado ayer.

Greenpeace alude a una tesis doctoral de la Universidad de Cádiz en la que se compara la calidad de los sedimentos de la Bahía de Algeciras con una muestra tomada en la costa gallega afectada por el Prestige, cuatro años después del accidente marítimo. Este estudio determinó que la primera mostraba una situación más preocupante.

Uno de esos paraísos en peligro de extinción es Tarifa, la cual la incluyen junto a Conil en el listado de puntos negros de la provincia en el que repiten El Puerto y Algeciras. La amenaza para Greenpeace viene de la mano del proyecto de ampliación de su puerto. Los ecologistas consideran que su materialización -aún está pendiente la declaración de impacto ambiental- no tiene por qué traer consigo pingües beneficios para «una localidad que destaca por representar una clara alternativa al modelo turístico de la Costa del Sol». En cambio, sí que ven la gran rentabilidad económica que actualmente deja «el turismo de calidad, deporte y naturaleza».

En cuanto a las construcciones que atentan contra espacios naturales, tres son los municipios a los que le otorgan el calificativo de punto negro: El Puerto, una vez más, aunque en esta ocasión destacan la tala de árboles en el bosque de Bahía Blanca para la construcción de una urbanización y un hotel; Puerto Real, por la instalación del polígono industrial Las Aletas en una zona de marismas; y Conil, donde subrayan la contradicción en cuanto a las políticas municipales que se adoptan para preservar su línea costera. «En los 14 kilómetros que traza el litoral de Conil se encuentran ejemplos de la estrategia urbanística más depredadora y también buenos ejemplos de intento de políticas conservacionistas». Greenpeace estima que cuando estén concluidos todos los proyectos hoteleros, la pequeña localidad ofertará 3.000 plazas de alojamiento.

stubio@lavozdigital.es