Previsiones a peor
La confirmación por parte del vicepresidente Solbes de que la economía española se ha estancado por segundo trimestre consecutivo en un pírrico crecimiento del 0,3% y la admisión de que las peores dificultades no llegarán hasta finales de este año sitúan la comparecencia extraordinaria de José Luis Rodríguez Zapatero hoy en el Congreso en unos márgenes que le obligan a realizar un discurso lo más ajustado posible a la realidad incontrovertible de los datos. Las peculiaridades del actual decaimiento económico, atribuibles a factores de alcance internacional difícilmente controlables a escala nacional, explican las reticencias del Gobierno a aceptar más responsabilidades en la gestión de los problemas que las que derivarían de unos obstáculos -como el alto precio del petróleo- de consecuencias globales. Pero el Ejecutivo, y particularmente el presidente, deben renunciar definitivamente a escudarse en esas circunstancias como principal argumento para relativizar los efectos de una crisis que, lejos de ser opinable, está traduciéndose en estadísticas que no se producían desde el frenazo anterior, a principios de los 90. La última es la del desplome de las ventas en el sector del automóvil, que ha caído un 17% en los primeros meses de 2008.
Actualizado: GuardarLa estabilidad atesorada por nuestra economía tras un largo ciclo de crecimiento y el notable bienestar alcanzado por la mayoría de los ciudadanos dan razones al Gobierno para considerar que, pese a la deprimida coyuntura actual, las estrecheces no desembocarán ni en la quiebra del sistema ni de quienes lo sostienen. Sin embargo, esa apreciación no parece tener en cuenta que la pérdida de confianza puede estar acelerándose precisamente porque buena parte de la población se había acostumbrado no sólo a llegar a final de mes sin excesivas estrecheces, sino a disponer de unas condiciones financieras muy favorables para cumplir expectativas personales antes casi inalcanzables. Esa sensación de inseguridad sobrevenida se ha agudizado no sólo por la fatal coincidencia de elementos que ahogan el poder adquisitivo de las familias, como el encarecimiento de productos básicos o el alza del euríbor, que podría marcar nuevas cotas históricas si el Banco Central Europeo sube mañana los tipos de interés. Lo ha hecho, sobre todo, por la evidencia de que la bonanza se cimentó sobre unas bases frágiles, como lo demuestran, entre otros datos, que España sea el país de la UE donde más rápidamente está creciendo el paro por la fuerte vinculación del empleo a la construcción y la incapacidad para aminorar el diferencial de inflación con la eurozona. En un contexto en el que lo peor, según Solbes, está por llegar, el reto de Rodríguez Zapatero es acertar en un diagnóstico realista pero también en la administración de aquellos compromisos que, como el refuerzo de la protección social, se ven cuestionados por las exigencias de una economía en declive.