Escalofriante obsesión
Actualizado: Guardara conformidad mostrada por Santiago del Valle, el presunto asesino de la niña Mari Luz Cortés, con la pena de 18 meses por un delito de abuso sexual y otros 12 por coacciones contra una menor de Gijón, vuelve aun más escalofriante la conducta obsesiva de un hombre que no dudó en viajar desde Sevilla hasta la ciudad asturiana para acosar a una joven de 13 años. Resulta dudoso que la aceptación de la pena suponga la asunción del mal causado; y más dudoso aún que el comportamiento relatado en la acusación tenga remedio en una personalidad predispuesta a encelarse con una menor. A del Valle le protege la presunción de inocencia frente a la acusación de haber asesinado a Mari Luz. Pero es inevitable hallar en su incursión por Asturias las huellas de esa otra historia reconstruida por la investigación sobre las circunstancias que rodearon a la desaparición y muerte de la niña.