Cartas

Crisis y ludopatía

Según dicen los principales estudiosos del país en materia de Economía estamos entrando en una profunda crisis que seguramente derivará en un aumento de personas paradas y en el cierre de diversas empresas. Ante este panorama nada alentador, me preocupa enormemente que la caída en picado de la economía de muchas familias también se vea traducida en una subida en la cifra de jugadores compulsivos o ludópatas. Los aquejados por esta enfermedad aún no la aceptan como tal y muchos pueden llegar a pensar que la solución a los problemas financieros se encuentra en una maquinita cargada de llamativas luces.

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Como jugador compulsivo que soy he aprendido, tras dos años de rehabilitación, que la salvación no hay que buscarla en el cajón de los neones de colores, pues éste no hará sino elevar los apuros económicos hasta enormes cantidades de las que será muy difícil responder. Quiero desde estas líneas hacer un llamamiento a la reflexión a esas personas que piensan que el juego no es su problema, a pesar de que su adición continúa afectando a su economía personal. Estos jugadores aprovechan cualquier momento para introducir monedas en una maquina, comprar un décimo de lotería o echar unas partidas de bingo; todo ello con el único objetivo de saciar su obsesión por solucionar sus problemas financieros.

Las cifras que se manejan en el mundo del juego son cada vez más desorbitadas y el número de ludópatas no hace sino aumentar, ante dicha realidad no queda sino que los jugadores compulsivos reconozcan su enfermedad antes de que sus vidas se hagan ingobernables. La salida para estas personas pasa por su incorporación a terapias de ayuda o autoayuda y por la recepción de apoyo médico especializado.

Si te obsesiona el juego, aunque te cueste reconocerlo, mira en tu interior y verás donde te conduce éste. Si reflexionas y eres sincero no tardarás en darte cuenta que es inútil recurrir al mundo del juego para resolver tus problemas financieros.

Rafael Vilches Nieto. San Fernando