Todos a una como fuenteovejuna

De esas personas que añoraron no poder estar contemplando el partido como otros ilustres deportistas que han llevado a La roja hasta límites insospechados. Ver cómo lo vivían Fernando Alonso, hincha de pro que este fin de semana se enfrenta a un nuevo reto. Reconozco que no es lo mismo -como ya cantara otro español de bandera-, que este año el R-28 en nada se parece a las flechas plateadas pero lo que sí hay que reconocer es que continúa haciéndonos ilusionarnos, carrera tras carrera.

En el campo también se dieron cita Rafael Nadal -maestro de la raqueta- y alguno que otro pero sin duda alguna la nota predominante la dieron nuestros Reyes. Que la Reina y la Infanta fueran de Rojo Selección como ya se ha catalogado y que la Infanta Elena llevara unos pendientes de lo más patrióticos es digno de mención. Ver cómo su Majestad Juan Carlos sufría como cualquier español, que cantaba las ocasiones de gol y que celebró el tanto del niño Torres. Pero sobre todo ver cómo esta Eurocopa ha supuesto un antes y un después para los aficionados y los entendidos del tema. Ver a unos jugadores más cercanos que nunca, comprobar como había un vínculo especial entre el equipo y los medios, hacernos partícipes de su celebración fuera del vestuario y lo que es más importante que después de todo se escuchara de la boca de su capitán y arropado por el resto de los jugadores «¿Luis, quédate!». Y es verdad que todo será distinto sin el míster.

Sí lo reconozco, me he ido al lado más femenino de esta columna, pero seamos sinceros, estas cosas los chicos de deportes no la compartirían jamás.