El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, en su primera aparición internacional tras ser reelegido. / AFP
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Mugabe asusta a la Unión Africana

La organización que agrupa a los países del continente pasa de puntillas por la crisis mientras Washington prepara más sanciones

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Estados Unidos prepara nuevas sanciones contra Zimbabue que presentará en la próxima reunión del Consejo de Seguridad de la ONU y que podrían entrar en vigor en el plazo de una o dos semanas. La resolución, aún en borrador, recoge medidas diplomáticas y económicas que se suman a las ya adoptadas con anterioridad por el Gobierno de Washington y la Unión Europea. Entre las iniciativas pendientes de aprobación se incluye la congelación de activos de compañías e individuos ligados a la represión en el país austral, así como la prohibición de viajar para los colaboradores del régimen de Harare.

La condena depende de la actitud de países como Sudáfrica, tradicional valedor de Mugabe y partidario de la negociación como mecanismo para superar el conflicto, Rusia y China, actualmente su principal socio comercial. El ministro de Asuntos Exteriores de Pekín, Yang Jiechi, se abstuvo el domingo de expresar una opinión sobre las medidas planteadas por Washington a la ONU sobre Zimbabue. El mismo día, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, instó a la Unión Africana (UA), a adoptar una postura más fuerte en torno a la controvertida reelección de Mugabe.

Sin embargo, ayer, en el discurso de inauguración de la undécima conferencia de dicho organismo continental, su coordinador se abstuvo de realizar condenas explícitas o alusiones directas a los protagonistas del drama. Jean Ping, presidente de la Comisión de la UA, hizo un llamamiento a la clase política africana, reunida en la ciudad egipcia de Sharm el- Sheij, para hallar de una solución duradera en Zimbabue. Asimismo, comparó la crisis política de ese país africano con la ocurrida hace unos meses en Kenia y señaló que la región debe demostrar que es capaz de «emprender una cultura democrática». El conferenciante pidió la asunción de responsabilidades sobre el conflicto, ayudar al país y «vencer los retos que ello representa».

Entrada discreta

Mugabe acudió a la localidad bañada por el mar Rojo para participar en la cumbre, un día después de asumir de nuevo el poder tras una segunda vuelta de las elecciones de la que se había retirado la oposición debido al clima de violencia. Su discreta entrada tuvo lugar mientras Ping desarrollaba su disertación y prácticamente pasó inadvertida. Durante el descanso de las sesiones, un reducido grupo de periodistas, entre ellos algunos británicos, aguardaban en los pasillos del centro de conferencias la aparición estelar del presidente zimbabuense.

Cuando el mandatario apareció se vio rodeado de una nube de redactores y fotógrafos que le cortaron el paso para tomar sus declaraciones. Preguntado por uno de esos periodistas sobre los fundamentos sobre los que se mantiene como presidente, Mugabe respondió que no contestaba a «preguntas estúpidas» y también llamó «estúpidos británicos» a varios periodistas de Reino Unido que le felicitaron por «robar las elecciones» en Zimbabue.

En el seno de la comunidad política africana, la voz más crítica pertenece al primer ministro de Kenia Raila Odinga, quien llegó a pedir ayer a la UA que vete al presidente zimbabuense en el organismo hasta que facilite la celebración de elecciones «libres y justas» en su país. En declaraciones a los medios de comunicación en Nairobi, Odinga, que no participa en la asamblea, consideró que la institución «no debería aceptar o recibir a Mugabe» en la cumbre de la organización y advirtió que «se estará sentando un peligroso precedente para el continente si Mugabe es aceptado a participar como un presidente debidamente elegido».

Para Odinga, la suspensión debería mantenerse hasta que el dictador zimbabuense permita que el organismo continental supervise la celebración de comicios con garantías democráticas. El 'premier' keniano también ha urgido a la UA a que envíe tropas a Zimbabue porque «ahora mismo Mugabe está en crisis» y el país no cuenta con un presidente legítimo que pueda gobernar.

Tras dos meses de violencia poselectoral en Kenia, Raila Odinga llegó a un acuerdo con el presidente del país Mwai Kibaki para la constitución de un gobierno de coalición, solución que ha sido puesta como ejemplo de superación del conflicto zimbabuense. Sin embargo, Morgan Tsvangirai, líder de la oposición a Mugabe, supeditó las posibles negociaciones a la no celebración de la segunda ronda de las elecciones presidenciales, a lo que el dictador hizo oídos sordos y se presentó como único candidato.