El baño como presagio
Buen ambiente en la piscina del Club Nazaret cuando muchos jerezanos se pegaban un baño y soñaban con el gol de su vida
Actualizado:Aunque todos parecían estar desinhibidos y un tanto desatentos a lo que iba a ocurrir horas después en un estadio de Viena y teniendo a la Selección Española de fútbol como protagonistas, el caso es que cuando se rascaba un poquillo entre el personal, afloraban los nervios previos al choque. «No me gusta el fútbol, pero hoy es algo más que un simple partido. Hoy nos jugamos algo más y por eso estoy desde esta mañana nerviosísima», comentaba una señora que con un carrito de bebé buscaba las sombras de una techumbre de mimbre en el Club Nazaret.
La piscina parecía perder el azul de fondo y teñirse de rojo pasión por un montón de jerezanos que daban una brazada con el brazo izquierdo mientras que en la cabeza bullía el gol que nos daría pase a la gloria definitiva.
Sergio ha llegado a la piscina con sus dos hijos. Jaime se ha atrevido a traerse la camiseta de Brasil. Mal día para lucir la camiseta amarilla del equipo sudamericano. «El caso es que el niño también tiene la camiseta de Alemania, pero esa sí que hoy no se pone», arguye Sergio, que sale en defensa del pequeño.
Entre el olorcillo que desprenden las sardinas a la plancha que se están preparando en el chiringuito, comienza en una mesa próxima el debate sobre el partido de la noche. «Yo creo que tenemos posibilidades serias, aunque con Alemania ya se sabe», comenta un señor que acaba de colarse en la reunión tras pegarse un baño en la piscina olímpica. Mientras, en la zona de baño, un chico intenta colocar al menos diez patadas a una bolita hecha con papel de aluminio. El bocadillo de chorizo lo lleva agarrado en la mano derecha. «Hoy toca chorizo porque es algo muy español y porque es rojo, como nuestra camiseta», explica mientras coloca cuatro seguidas sin descomponer la figura.
En la piscina del Club Nazaret no cabe ni un alfiler cuando el reloj marca el mediodía. La toallita, un poco de protector solar, ganas de dar unas brazadas y una revista para distraerse. En el magín, un gol de ensueño. Ayer, como previa, la piscina del Club Nazaret había tornado el azul tradicional por el rojo español. «Ojalá este baño se buen presagio para la noche», concluía un bañista que lucía barriga mientras dominaba en lugar de un balón, una fresca cervecita.