UNA PIÑA. Los jugadores se abrazan tras el triunfo. / AP
ANÁLISIS

El mejor fútbol

El fútbol ha sido justo. Por fin ha ganado la Eurocopa, un gran título internacional, el equipo que mejor fútbol ha plasmado sobre el césped. Y en este torneo, un combinado ha rayado la perfección, ha hecho magia con el balón, ha sacado chispa a cada jugada, a cada oportunidad. Ese bloque ha sido España. La selección campeona de la Eurocopa de 2008. De nuevo, estamos arriba. En la gloria.

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Aunque ayer el combinado nacional nos hizo sufrir. Mucho. Sobre todo al principio. España empezó fuera de lugar, lejos del guión que le había afianzado como el grupo más fuerte durante el campeonato. Parecía, por tanto, que Alemania sabía mejor lo que tenía que hacer para embolsarse la final. Eso ocurrió en los primeros minutos; con Casillas sacando dos balones peligrosos, y jugando en largo, un defecto en el que no se había caído hasta ayer. Pero después de un lance en el que Ballack hizo una falta a Cesc, España despertó. Fue un centro al área, que Torres tiró al palo. Primer aviso. Peligro.

A partir de ahí, los centrocampistas, esos cinco jugadores que han manejado a su antojo a los rivales -Senna, Xavi, Silva, Cesc, e Iniesta-, se adueñaron del esférico. Intercambiaron sus posiciones, generaron juego... En éstas, una falta de entendimiento entre Lehman y Lahm, mató a Alemania. Eso sí, con Torres como estilete. Su rapidez, su calidad... Todo eso le permitieron adelantar a España: darle el gol del triunfo.

A partir de ahí, los perdedores presionaron más arriba. Y la selección pudo matar a la contra en esa primera parte, por ejemplo, con una jugada entre Iniesta y Silva. Éste mandó el balón arriba, a las nubes.

Tras el descanso, Löw castigó a Lahm por su fallo. Los germanos fueron más ofensivos y España se afanó en el contragolpe. Tuvo sus oportunidades, pero Lehman estuvo bien ayer. La entrada de Xabi Alonso dio un respiro. Aragonés buscó contener los golpes alemanas y lo logró. La selección, por su parte, apostó por las contras, pero le faltó finalizar. Había riesgo. Era necesario marcar el segundo. No llegó. Pero dio igual. Ya no importa. ¿Qué va! España ganó. Regresa a lo más alto. El fútbol, de nuevo, ha hecho justicia con el mejor.