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Cultura

Equipaje estival

Las vacaciones de verano suponen una ocasión excepcional para abordar las lecturas pendientes

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A estas alturas del partido de este año muchos estarán pensando en el dónde, el cómo y el cuánto, es decir, dónde reposarán mis cansados y trabajados huesos durante las vacaciones de verano y cómo me las voy a ingeniar en plena crisis económica, a pesar de lo que diga el gobierno, para pagar el cuánto o montante y sonante en euros que he de abonar en la financiación de mis soñadas vacaciones.

Aparte de esto, hay que tener en cuenta si playa o montaña, si sol o piedras -a veces, sol y piedras-, si en casa o en el extranjero, si bermudas o chubasquero, si solo o acompañado

En caso de que uno además sea lector habitual, las vacaciones de verano abren, con permiso del ajetreo familiar, un tiempo de expectativas lectoras amplio, aunque no siempre suficiente. Junto con el bañador y la toalla o las botas de trekking y los mapas, el amante de la literatura suele incluir en su equipaje aquellos títulos que durante las jornadas laborales se quedaron olvidados sobre la mesita de noche o las novedades editoriales que compró en la última feria del libro y que aún no ha tenido oportunidad de abrir.

Guerras

Una de las adquisiciones más provechosas de lo propuesto por las empresas editoriales españolas en estos últimos meses es, sin duda, Cómo el soldado repara el gramófono (Alfaguara), el brillante debut narrativo de Sasa Stanisic, escritor ex-yugoslavo de madre bosnia y padre serbio que escribe en alemán. Con un marcado fondo autobiográfico, Sasa Stanisic relata desde la mirada simultánea de un niño y de un adolescente el antes, el durante y el después de la guerra en su Visegrado natal -hoy ciudad de la república de Bosnia-Herzegovina-.

La prosa ágil, vanguardista a veces y siempre imaginativa de Stanisic lleva de la mano al lector hacia el terreno de la crueldad del campo de batalla, lo introduce en la intrahistoria familiar y vecinal de un conflicto moderno en el corazón de la vieja Europa, le hace sentir en primera persona el absurdo, la angustia, la injusticia y el dolor del que solo es capaz de levantar acta, más eficientemente que mil sesudos ensayos histórico-políticos, la verdad de una ficción tan primorosamente trabajada y cuidada como la del autor bosnio.

No obstante lo que acabamos de afirmar, la relación entre ensayo y conflicto armado ha dado en España durante este año 2008 una serie de libros muy interesantes en torno a la conmemoración del inicio de la Guerra de la Independencia española. De todos los títulos dados en avalancha para rememorar aquel periodo belicoso de la historia de España hay que destacar los publicados por la editorial madrileña Sílex. Tanto La Guerra de la Independencia (1808-1814). Claves españolas en una crisis europea de Enrique Martínez Ruiz como La batalla de Bailén. El surgimiento de una nación de Manuel Moreno Alonso ponen el acento en algunos de los episodios decisivos de nuestra reciente historia que explican las peculiaridades de la España contemporánea.

Poetas veteranos

Esa realidad española de hoy, si dejamos de lado cuestiones histórico-políticas y obviamos su excedente narrativo, cuenta con una nómina de poetas muy saludable en cantidad y calidad. De los jóvenes siempre se habla precisamente por esta condición absolutamente efímera, por las sorpresas que deparan con tan poco recorrido poético y vital. Sin embargo, a los mayores, a los veteranos, casi se les ignora a no ser que hayan sido objeto de algún homenaje -normalmente póstumo- o porque hayan recibido uno de esos premios que está prohibido conceder a poetas menores de sesenta o setenta años. A pesar de todo ello, lo que destaca en la última poesía española son los títulos de algunas voces consagradas, como la de Francisca Aguirre, que en pocos meses ha dado a la imprenta dos poemarios: Nanas para dormir desperdicios, Premio Valencia de Poesía y editado por Hiperión, y La herida absurda publicado por Bartleby Editores. La poesía de Francisca Aguirre susurra al oído de quien se aproxima a ella palabras cercanas que desvelan la perplejidad, una veces dichosa y otras amarga, del oficio de vivir.

Si, una vez hecha la prueba con estos últimos poemarios de la Aguirre, el lector se siente seducido por su voz poética, la siguiente estación lectora se llama Ensayo general, su obra completa, con permiso de los libros antes mencionados, publicada en el año 2000 por la editorial Calambur.

Otro de los veteranos de la poesía contemporánea española que acaba de sacar libro, también en Bartleby, es Jesús Munárriz. Sólo amor es el título elegido para esta colección de poemas amorosos que reflexionan sobre la perdurabilidad de este sentimiento a través de los años y sobre la raíz que sustentan esta militancia amorosa: la constatación de que todo es nuevo -o ha de serlo-, a pesar de las trampas que el tiempo transcurrido plantea en forma de rutina destructiva.

Los libros suelen tener un formato manejable que no gravará el precio de nuestro billete de avión por sobrepeso en el equipaje. Además salvan sin problemas la prosa grosera y antipática del miedo en los controles de seguridad de los aeropuertos. Merece la pena echarle un pulso a la ficción de los terrores aeronáuticos o estirar la intensidad del tiempo de ocio incluyendo unos cuantos libros en nuestro equipaje estival.