![](/cadiz/prensa/noticias/200806/29/fotos/036D5CA-AND-P1_1.jpg)
Palabra de parlamentario
Las intervenciones de los diputados autonómicos están plagadas de términos futbolísticos, taurinos y flamencos
Actualizado: GuardarSer concreto y brillante. Conciso y agresivo. Ingenioso y directo. La mayoría de los 109 parlamentarios andaluces jamás defenderá una proposición de ley o, en un debate general, platos fuertes del litigio autonómico. Su tarea se reduce a interpelar preguntas de control parlamentario o a defender proposiciones no de ley. En el primero de los casos, la oratoria se reduce a cinco minutos, divididos en dos intervenciones.
El panorama suele ser poco alentador con un hemiciclo casi vacío y un rival que a veces ni presta la atención debida, porque lleva escrita su respuesta. Esto significa que diga lo que diga, plantee como plantee la cuestión, el adversario de turno ya ha decidido lo que le va a decir, porque se mantendrá fiel a su guión, salvo en los casos donde la crispación haga añicos el protocolo.
Los que más se lucen son los que no llevan escritas sus alocuciones. Hacen un esquema y se encomiendan a la improvisación y a las 'tablas' que proporcionan los años.
Fuensanta Coves, presidenta del Parlamento, quiere impulsar en esta legislatura un curso para perfeccionar la oratoria de sus señorías. Una iniciativa que ha despertado menos entusiasmo de lo que se podría esperar.
Hay una nutrida nómina de expresiones que se repiten en la práctica totalidad de las sesiones parlamentarias. La riqueza del castellano pasa a un discreto segundo plano en las batallas políticas. Tres parlamentarios andaluces de PSOE, PP e IU analizan esta circunstancia y describen a sus compañeros más agresivos desde el atril.
ANTONIO GARRIDO
Partido Popular
Diálogo de besugos
El parlamentario malagueño se lamenta de la ausencia de la espontaneidad en los debates. Considera que, en ocasiones, se asemejan a los 'diálogos de besugos', que fueron una de las más delirantes secciones de la revista 'La Codorniz', decisiva publicación de las postrimerías del franquismo.
«Leer de forma íntegra las intervenciones resta brillantez y, sobre todo, provoca situaciones ridículas, porque en la réplica puede no tener que ver nada con la respuesta que se lleva escrita de antemano», acota Garrido.
El portavoz del PP en asuntos culturales considera que los políticos recurren especialmente a términos y expresiones propias de 'lenguajes' taurinos, flamencos y deportivos.
«Desde 'le han metido un gol' hasta 'no se vaya usted por peteneras' pasando por 'eso sí que fueron un par de banderillas'», comenta.
Garrido reconoce también que hay términos lingüísticos que llevan el sello de cada formación. «Cuando un diputado popular hace una crítica, el oponente del PSOE siempre le va a responder 'no crispe usted'», enfatiza. También resalta que hay baremos sobre los que nunca se pondrán de acuerdo unos y otros. La palabra convergencia se utiliza mucho, sobre todo al comparar las condiciones socioeconómicas de Andalucía con el de las regiones más prósperas de la Unión Europea. «Para los socialistas -apunta Garrido- ya la hemos logrado, mientras que los populares consideramos que la distancia aún es muy significativa».
Bromea con los lapsus similares al que cometió recientemente la ministra de Igualdad, Bibiana Aído: «Aquí se utiliza mucho el término señorías, pero si le hacemos caso a la ministra deberíamos decir señoríos».
También considera que hay expresiones 'de temporada'. Así, las palabras consenso, diálogo y acuerdo sonarán mucho más en los primeros periodos de sesiones de las legislaturas que al final, cuando ya se notan las tensiones previas a las elecciones. Describe, igualmente, una especie de 'salvoconductos' que despliega el PSOE, a su juicio, cada vez que tiene un apuro. «Una de sus máximas preferidas es 'si, ustedes dirán lo que quieran, pero nosotros hemos ganado las elecciones'».
Para Antonio Garrido, las consejeras de Medio Ambiente, Cinta Castillo; Sanidad, María Jesús Montero y Educación, Teresa Jiménez han demostrado ser, en este inicio de legislatura, las más agresivas en sus intervenciones. «Nos van a dar grandes tardes de gloria», apostilla. Califica a Javier Arenas de orador brillante y opina que Esperanza Oña es la más aguerrida entre sus compañeros.
Juan Manuel Sánchez Gordillo es, en su opinión, el peor orador. «Recurre a un lenguaje obsoleto que recuerda a las peores soflamas comunistas». Al consejero Gaspar Zarrías le atribuye el papel de «hábil» en muchas de sus intervenciones.
JOSÉ MANUEL MARISCAL
Izquierda Unida
Lenguaje televisivo
Tiene una visión diferente del lenguaje que se utiliza en la Cámara andaluza. Le recuerdan al que se emplean en diversos programas televisivos: '¿Qué apostamos', 'El 1,2,3', 'El diario de Patricia' o 'Cifras y letras', entre otros.
El parlamentario cordobés acusa a la clase política de intentar imitar a los peores tertulianos televisivos. «A veces sólo se repiten frases y expresiones como si se tratase de papagayos», describe Mariscal. Es más, asevera que muchos políticos hacen gala de un lenguaje de 'nuevo rico'. «Se quiere llegar al pueblo con expresiones manidas que, en la mayoría de los casos, no proceden de la forma en la que los andaluces se comunican diariamente».
Le gustaría que se abusara menos de los eufemismos y que se comiencen a llamar a las cosas por su nombre. Cuando se le pide que examine a los 109 parlamentarios andaluces, Mariscal destaca el nivel intelectual de José Antonio Griñán y avisa de que se avecinan grandes debates en comisiones entre el socialista José Caballos y su compañero José Manuel Sánchez Gordillo.
Coloca a la consejera Castillo entre las más agresivas, pero deja el primer puesto de ese hipotético escalafón para el popular Antonio Garrido. «Tiene una agresividad muy sutil y ejerce de intelectual prepotente».
MANUEL GRACIA
PSOE
Eslóganes
El portavoz del grupo Parlamentario Socialista se queja de que algunos políticos acudan a lo que denomina como el 'po yo'. «Siempre inician o finalizan sus intervenciones hablando de sí mismos, contando historias personales que poco o nada tienen que ver con lo que se esta tratando», explica.
Gracia también se lamenta de una estrategia que, subraya, sigue el PP de forma habitual: «Los populares abusan de los eslóganes dependiendo de la campaña mediática que hayan iniciado; por ejemplo, aprovechaban cualquier intervención para acusarnos a los socialistas de traidores durante el debate del Estatuto catalán».
Entiende que, en general, el lenguaje que se emplean en las sesiones parlamentarias les aleja del ciudadano de a pie. El portavoz socialista cree que las intervenciones se recargan de términos pretendidamente técnicos que dificultan la comprensión general. Esta reflexión le lleva a preguntarse que si realmente la gente entiende de lo que versa un debate, cuando se retransmiten algunos plenos por televisión.
Coincide que llevar las intervenciones, réplicas y hasta dúplicas escritas de antemano empobrece el debate parlamentario. Precisamente él es de los pocos intervinientes que jamás sube al estrado con discursos escritos. «Al final se va a llegar a un punto en que los debates se parezcan a videoconferencias, bueno ni eso, porque en las videoconferencias existe cierta interacción».
Aconseja llevar preparado unos esquemas generales y carpetas con datos que puedan ser útiles, pero ninguna textualidad. Recuerda que en el pleno del pasado miércoles surgió durante el debate sobre la propuesta de financiación la posibilidad de alcanzar un acuerdo transaccional con IU. «Y eso fue en un segundo y se logró gracias a la espontaneidad».
Describe diversas clases de agresividad a la hora de analizar a los oradores. «No es lo mismo la viveza de mi compañero Mario Jiménez (Huelva) que las malas formas que a veces practican Antonio Sanz o Esperanza Oña (PP), muchos más duros».