Qué manera de jugar

Desde una terracita de un restaurante de Tavira, excelentemente preparada para la ocasión, me alegré de que España fuese por fin capaz de ganarle a Italia, y encima en los penaltis. Más que alegría, sentí alivio y me congratulé de que ya sin problemas podría morirme tranquila al haber visto a los míos vencer a los italianos y pasar de cuartos, dos asignaturas pendientes. Lo que sí me sorprendió fue lo sobrevalorada que tienen en Portugal y en otros países europeos, a nuestra selección. Los lusos estaban convencidos de que los de Aragonés no tendrían problemas con los de Donadoni. Yo, con mi fiel optimismo de siempre, no daba crédito. Y es que no me negarán que la suerte pocas veces se ha vestido de rojo y amarillo. Por este motivo el partido de semifinales ante Rusia, me lo tomé sin demasiadas expectativas, sobre todo después de ver el baño que los rusos le dieron a los holandeses. Tenía el presentimiento de que el triunfo se podría conseguir pero no de esa forma. La imagen mostrada ha sido de ensueño, de película, inimaginable, qué manera de disfrutar, de cantar los goles y de emocionarnos. Pero hay algo que todavía me ha gustado más: el hecho de que todos los miembros de la plantilla coincidan en señalar que existe buen rollito entre ellos, que son una piña, que se llevan todos muy bien y que el grupo es especial.