Losantos
La radio ha dado lo mejor y lo peor del periodismo español y es que el directo admite poca trampa. Desde maestros como Herrera o Del Olmo, pasando por manipuladores mas o menos sutiles, hasta atrabiliarios milenaristas como el recientemente condenado Losantos.
Actualizado:El conflicto entre el derecho al honor o a la intimidad y la libertad de expresión, ya lo resolvió hace tiempo el Tribunal Constitucional a favor de esta última. Justamente por ello la condena no debe extrañar, porque cuando la descalificación no tiene otra función que menospreciar o humillar, no es información u opinión, sino sencillamente insulto. Así sucedió con José María García, o con Javier Sarda condenado por mofarse de un discapacitado o con Enric Sopena también condenado por intromisión ilegitima en el honor de la AVT. El límite entre la noticia y el insulto no suele traspasarse inadvertidamente, porque del mismo modo que nadie necesita leer el Código Penal para saber lo que es delito y lo que no, igualmente somos capaces de distinguir un insulto de una crítica.
No creo que la libertad de expresión padezca por estas condenas, porque no se puede decir lo que se quiera contra quien sea por el sólo hecho de decirlo en un medio de comunicación. Son otras, más sutiles, las mordazas que soportan los periodistas y tienen que ver, sobretodo, con los intereses de las empresas propietarias de los medios de comunicación. La consigna, como modus operandi a la hora de crear opinión, sigue plenamente vigente. Basta ver el empeño que han puesto algunos en no usar la palabra «crisis».
La COPE tiene una fea papeleta entre manos: su máxima estrella, que basa su éxito en mantener cabreada a media España con sus premoniciones apocalípticas, ha sido condenada por injurias. Esta situación no es sostenible por la Iglesia que no puede amparar esta forma de comunicar. Se puede y se deben tener convicciones y, ser enérgico y aun vehemente en su defensa, pero lo de Losantos es otra cosa muy distinta. Para empezar sería bueno que alguien de la cadena se disculpara públicamente.