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ANÁLISIS

Humillación añadida

Los parlamentarios del Partido Comunista de las Tierras Vascas despejaron ayer la penúltima incógnita del pleno que se celebra hoy en el Parlamento de Vitoria sobre el proyecto de ley de consulta de Ibarretxe: permitirán, por fin, con uno de sus nueve votos que la propuesta salga adelante. Sin embargo, también han dejado bien claro que su apoyo no es en absoluto a la 'hoja de ruta' del lehendakari, sino que sólo quiere dejar al descubierto «el verdadero rostro autonomista del PNV». Los diputados del PCTV-EHAK suponen que, en efecto, «será España la que impida la consulta y el PNV el que lo acepte». Con esta actitud, la izquierda abertzale pretende que a la ignominia en que el lehendakari y su Gobierno van a incurrir por llevar adelante su proyecto de la mano de tan reprobable compañía se le añada también una insoportable dosis de humillación.

JOSÉ LUIS ZUBIZARRETA
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Todos sabemos que, por lo que al lehendakari y a su Gobierno respecta, poco efecto tendrán en su conciencia esta combinación de ignominia y humillación. De hecho, el apoyo que hoy recibirán de la izquierda abertzale no les ha sido dado de manera inocente. Se trata, más bien, como ha podido comprobarse estas últimas semanas, de un apoyo activamente buscado y hasta mendigado desde el mismo momento en que redactaron las preguntas de la consulta sin incluir en ellas ningún pronunciamiento ético sobre el terrorismo. Buen cuidado ha tenido a partir de entonces el lehendakari de no pronunciar palabra alguna que pudiera incomodar en lo más mínimo la susceptibilidad de la izquierda abertzale y enajenarle su apoyo.

Ahora bien, si no en la del lehendakari y su Gobierno, quizá sí cabría todavía esperar que tanta ignominia y tanta humillación hicieran mella en la conciencia particular del PNV. Al fin y al cabo, su presidente prometió que la consulta incorporaría una «condena expresa» del terrorismo y que «su partido no se andaría con ambigüedades en materia tan grave». Pues bien, Íñigo Urkullu tendrá hoy mismo la oportunidad de resarcirse del desmentido con el que el lehendakari desbarató aquella solemne promesa. Haciendo que el PNV contrarreste el voto a favor de la izquierda abertzale con la ausencia en el pleno de uno de sus propios parlamentarios.