La familia es así
«Me parece difícil amar más a alguien que a un miembro de tu propia familia». Una frase contundente, que define la idiosincrasia de Margot y la boda. Son palabras de una de sus protagonistas, Pauline, interpretada por Jennifer Jason Leigh. La acompañan Nicole Kidman y Jack Black, en una comedia agridulce que explora las relaciones entre hermanos, a veces complicadas, a veces absurdas, a veces maravillosas Firma la cinta Noah Baumbach, que ya se preocupó de la problemática de la institución familiar en la estimable Una historia de Brooklyn, nominada al Oscar al Mejor Guión Original.
Actualizado:La relación tempestuosa entre dos hermanas, Pauline (Jason Leigh) y Margot (Kidman), repercute en la vida de sus seres queridos. La primera va a casarse y la segunda se planta en la boda con su hijo sin avisar, liándola como un elefante en una cacharrería. Hace tiempo que no se ven, y la hermana mayor no está muy por la labor de que la mujer con la que comparte lazos de sangre se una a un tipo más bien torpe, el incauto Malcolm (Black), «ese tipo de chicos a los que dábamos calabazas cuando teníamos 16 años». Ambas se encuentran de pronto al borde de un abismo, pero, hasta en la autodestrucción, si se busca consuelo, no hay nada como la familia.
Bajo la apariencia atractiva de las dos hermanas se esconden dos bombas temperamentales, sobre todo cuando la hipercrítica Margot conoce y tacha de indigno a Malcom, obligando a reconocer lo que esperan una hermana de la otra. «Margot y Pauline están convencidas de que son las mejores amigas del mundo, pero los acontecimientos empiezan a sembrar dudas», comenta Baumbach. Una reunión familiar abocada al desastre vuelve a inspirar una película de rivalidad e incomprensión que emplea el humor para aligerar la tensión. «La historia es muy divertida de por sí, y además es de una honestidad sorprendente y brutal, aunque nunca destruye la relación», añade Kidman. «Me atrajo que las chicas fueran tan duras, sacándose de quicio a pesar de quererse mucho». «Es una relación afectiva tan complicada como destructiva», añade Jason Leigh. «Es su forma de entender el amor. La historia tiene garra por el deseo universal de estar cerca de la familia y, al tiempo, de escapar de ella».