La marea negra
El fantasma que recorre el mundo va de luto: es el petróleo y lo mismo se aparece en Yakarta que en el surtidor más cercano a nuestro domicilio.
Actualizado:A él se le atribuyen todos los males, como si antes de que se descubriera la circulación de la sangre de nuestra época esos males no existieran. El domingo próximo arranca en Madrid el Congreso Mundial del Petróleo para agarrar a ese fantasma.
De momento el barril cotiza por encima de los 136 dólares, lo que demuestra que no ha dado resultado la invasión de Irak. Mucha gente ha muerto inútilmente y por lo tanto se teme que se proyecten otras guerras donde se recluten héroes más prácticos. La OPEP adjudica la crisis financiera a EE UU. La carestía de los combustibles y, por supuesto, la subida de los alimentos, que tienen aficiones nómadas y viajar les sale por un pico, están determinadas por esa catastrófica alza de precios. Aquí no nos avisaron con cierto tiempo. El Gobierno prefirió morir negando.
¿Para qué adelantar malas noticias? El vicepresidente segundo, Pedro Solbes, reconoce ahora que es inútil devolver 400 euros para frenar la crisis y que seguramente habría planteado otras medidas si hubiera conocido los datos actuales.
Nadie duda de su buena voluntad, pero todos empezamos a dudar de un experto en economía que no conoce los datos hasta que alguien se los pasa a máquina, con dos copias.
Los demás españoles los hemos conocido al mismo tiempo que el señor vicepresidente segundo, que debía haber sido el primero en enterarse. Quizá ahora, en posesión de los nuevos datos, esté meditando si en vez de devolver 400 euros no sería mejor regalarnos a cada uno de sus compatriotas una cantimplora llena de petróleo.
O un botijo, según autonomías.