El reciclaje de Manué

Manuel sabía desde pequeño que su futuro estaba en la unión entre las manualidades y la creación. «Desde pequeño, las manualidades eran lo mío. Siempre sacaba las mejores notas en este tipo de asignaturas», comenta el artesano. Así que con esa idea estuvo hasta que decidió un día comenzar a hacer sus primeros trabajos.

Manuel -Manué, que es como le gusta que le llamen- quiso dar un golpe de efecto y descubrió que las botas que tradicionalmente habitan en nuestras bodegas eran un material perfecto para llevar a cabo su obra. Comenzó con sus primeros ensayos y vio que este tipo de elemento de madera de roble americano, donde nuestros caldos descansan hasta llegar a la madurez requerida, eran perfectos para ser reciclados y darles una nueva vida. Ahora, en el Rastro de Artesanía de Jerez, Manué tiene su taller y su expositor con interesantes obras.

Sillas, banquetas, percheros, lámparas, artilugios del vino para pequeños rincones de las casas jerezanas o decoración de interiores, son algunos de los objetos creados por Manué teniendo como materia prima una vieja bota desechada de una bodega. «Me encanta el reciclaje, reutilizar algo que parece inservible es muy gratificante cuando lo llegas a usar para otra función. Creo que deberíamos de esforzarnos por esta conducta de crear nuevas finalidades a cosas que generalmente echamos a la basura», comenta Manué.

Nuestro artesano logró combinar la creación con la manualidad. A todas horas anda buscando posibles utilidades a duelas, tapas o aros de botas añejas con los que hace la forja. «Me encantaría formar parte de una especie de diseño autóctono. Es decir, llegar a crear una forma de crear determinadas cosas que se asocie con Jerez. Creo que tenemos suficientes elementos como para crear algo que se identifique con nosotros en el mobiliario, o en determinadas formas de presentar un evento. No sé, ando trabajando en este ámbito». Manué no para de darle a la cabeza. Seguro que su originalidad tendrá premio.