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HOY PUEDE SER UN GRAN DÍA. Los jugadores de la selección realizan ejercicios en la sesión de entrenamiento celebrada en la tarde de ayer en el estadio donde esta noche se enfrentarán a Rusia. / FOTOS: AP Y EFE
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No hay dos sin tres

España busca hoy su tercera final de la historia en un Europeo ante una Rusia enorme físicamente y con Arshavin en estado de gracia

IVÁN ORIO
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España rompió la maldición de cuartos ante Italia el pasado domingo y se quitó una pesada carga de encima, pero la Eurocopa continúa. El entorno de la selección ha pasado de la euforia tras la dramática tanda de penaltis a una especie de relajación colectiva, como si el objetivo en la cita de Austria y Suiza ya se hubiera conseguido. Es cierto que la victoria ante la campeona del mundo supuso un paso histórico en el frustrante peregrinar del equipo nacional en las dos últimas décadas, pero la hora de la verdad llega hoy en Viena. Esta noche ante Rusia (20,45 horas, Cuatro) los hombres de Luis Aragonés certificarán de forma definitiva si ya han sido admitidos en el club de los grandes o si sólo han formulado la solicitud y hay que esperar un poco más, quizás al Mundial de Sudáfrica de 2010, para entrar en él como socios de pleno derecho.

Sería injusto hablar de fracaso si España cayera en las semifinales, pero sin duda la eliminación dejaría una sensación agridulce. Hay que aprovechar la oportunidad a la primera porque, de lo contrario, volvería a extenderse la opinión de que a la selección todavía le falta un peldaño para ser considerada entre las mejores. El constante trabajo de mentalización previo al choque contra Italia dio resultados y el cuerpo técnico ha vuelto a incidir en él para que la presión no ahogue a la 'roja' cuando está a un solo partido de disputar la gran final. Sería la recompensa a su fidelidad a un estilo de juego que, con altibajos, le ha hecho reconocible y también temida por sus rivales. Y, ante Rusia, tiene intención de mantenerlo. "No queremos cambiar nuestra filosofía", ha anunciado Xavi, uno de los pesos pesados del vestuario.

La selección quiere hacer bueno el dicho 'no hay dos sin tres'. Jugó las semifinales de las Eurocopas de 1964 y 1984 y ganó ambas ante Hungría y Dinamarca, respectivamente. Hoy quiere mantener esa estadística ante una Rusia muy diferente a la que goleó al contragolpe en la primera fase. Aquella pecó de inexperiencia y tenía la baja de Arshavin, un futbolista formidable y en estado de gracia que ganó él solo a Holanda en una prórroga memorable. Los jugadores de España insisten en que el combinado de Guus Hiddink no es sólo Arshavin, pero a nadie se le escapa que, si la defensa logra frenarle, sus posibilidades de estar el domingo en Viena crecerán muchos enteros. Es probable que Aragonés plantee una estrategia mixta con Sergio Ramos y Senna para tratar de frenar a la estrella rusa, que en cuartos hizo el partido de su vida y que ya figura en la cartera de los mejores clubes del mundo.

Tener el balón el mayor tiempo posible y moverlo con rapidez se antoja fundamental para desgastar a un contrincante que, en el apartado físico, es superior a la 'roja'. Sólo haciéndole correr detrás de la pelota puede surgir ese pase profundo que ponga a prueba la pegada de Villa y Torres. Es lo que ha ensayado Aragonés estos días en ataque. En la zaga el choque va a ser más complicado que ante Italia. La escuadra 'azzurra' sólo tenía el pobre argumento del balonazo a Luca Toni, lo que facilitó sobremanera el trabajo de Marchena y Puyol, pero Rusia tiene numerosas variantes para hacer daño. Destacan el contragolpe y la estrategia y, por eso, el de Hortaleza ha hecho especial énfasis esta semana en la defensa de las jugadas a balón parado y en mejorar las coberturas.

Pero, al margen de los dibujos tácticos, España debe mostrar la intensidad que sacó a relucir ante Italia para delar claro quién manda desde el principio. Debe sentirse superior y, además, la denostada estadística dice que Rusia no ha ganado nunca a la selección en partido oficial. Salvo sorpresas de última hora, Aragonés alineará a su bloque ideal, con Senna de mediocentro y Xavi, Iniesta y Silva por delante de él y Sergio Ramos y Capdevila en los laterales. Es el once llamado a meter a España en la tercera final de su historia en una Eurocopa. El título está cada vez más cerca.