Los gaditanos Lêda Tres. / L. V.
Cultura

Escenarios independientes

Esta noche comienza en el Teatro Principal de Puerto Real la primera edición del Festival Tanned Tin Sur

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España se está convirtiendo en un país de festivales. La oferta de ocio y cultura empieza a ser un ineludible reclamo turístico complementario en un país que, por sus características, ya cuenta con sus propios atractivos -clima, costa, gastronomía- en materia de turismo estándar y necesita ampliar expectativas para mantenerse en alza. Lo que más suele trascender de esa nueva o remozada oferta tiene casi siempre que ver con los grandes festivales de rock: los hay de contenido ecléctico e inconexo en busca de una conmoción mediática altamente lucrativa, o de alineación conceptual poco limitante que admita ciertas derivaciones en la configuración del cartel -ya hasta los festivales de jazz se permiten cruces genéricos más allá de una razonable heterodoxia- y le mantenga a salvo de una pérdida de identidad. Pero también empiezan a extenderse los especializados en una línea artística concreta o en una sensibilidad estética particular, con programas para audiencias minoritarias y en los que sus organizadores no persiguen exclusivamente la recaudación de beneficios ilimitados.

El festival Tanned Tin Sur, que se estrena esta noche en el Teatro Principal de Puerto Real, pertenece a esta última categoría. Desde que iniciara su andadura hace nueve años en Santander, su fórmula siempre ha girado en torno a variables de índole innovador encauzadas a través de corrientes de innegable compromiso artístico. Una práctica de riesgo que se ha ido alimentando año tras año a partir de propuestas múltiples, concretadas a nivel artístico por solistas y bandas de carácter reflexivo, y singulares propósitos, alejados de pretensiones mayoritarias. La versión veraniega que llega a Puerto Real nace como extensión consonante con el Tanned Tin que se celebra cada noviembre en Castellón.

El cartel se abre hoy a las 21:30 horas con la actuación de Dead Sea Scrolls, un nuevo proyecto del líder de Spain, Josh Haden, quien también cerrará el festival, estructurado vocalmente sobre las pautas repetitivas y las sonoridades profundas y pantanosas que le proporcionan su bajo. Le sigue el grupo portuense-jerezano Lêda Tres, que, tras la publicación de su primer disco, Hypnagogic, han despertados ciertas expectativas por la atinada aproximación que realizan, con tonalidades psicodélicas, al rock-pop sin fecha de caducidad. Le seguirán uno de los platos fuertes de la jornada, The Clientele, banda londinense que, en sólo tres discos, han logrado consolidar un singular lenguaje sonoro sonrosado y fértil, irisado por sutiles y luminosas brisas armónicas, que entronca con la inmortal receta californiana.

Voces inquietas

De allí procede precisamente Bart Davenport, un lúcido corredor de fondo que ha pasado por múltiples encarnaciones estilísticas (blues, soul, funk) a lo largo de una carrera que ha desembocado en una suerte de sunshine soft-rock liofilizado que nada tiene que envidiar a Neil Hannon y su Divine Comedy o a los últimos Wilco. Matt Elliott será el encargado de cerrar la primera jornada, otro inquieto camaleón en constante mutación que ha pasado de la ruda e hiriente etapa electrónica con que inició su andadura al frente de Third Eye Foundation a su más reciente aventura embriagada por sonidos influenciados por el folklore balcánico, en alternancia con su faceta de cantautor abatido.

Sonidos 'folkies'

Mañana, abre cartel Nancy Elizabeth, heredera del acid folk femenino británico que sigue imperecederos modelos emprendidos hace cuarenta años por figuras legendarias como Sandy Denny y Vashti Bunyan; su primer disco, Battle and Victory (2007), esboza preciosos paisajes folkies surcados por aires orientales de insinuantes trazos. De Stephen Cracknell sabemos de su afición por lo bucólico y los sonidos rurales a bordo de The Memory Band, su presencia aquí en solitario puede depararnos alguna que otra sorpresa. Quienes sí se presentan al completo son Dolorean, originales del estado norteamericano de Oregón y con las raíces de su tierra corriendo por sus venas con la fluidez de la savia eterna; si su directo se acercase en un mínimo porcentaje al contenido de su último disco, You Can't Win (2007), el éxito de la velada está más que asegurado. Amandine es otra de las tantas sorpresas que están brotando últimamente de Suecia: con un pie en las corrientes que le llegan del otro lado del Atlántico y otro en su propio y gélido país, los suecos escriben un guión sensibilizado, a partes iguales, por la ilusión y la derrota. Chris Adams y su alter ego Bracken será el encargado de cerrar la función con el discurso más renovado de la jornada: la mitad de Hood se ha lanzado al encuentro de contextos turbios llenos de tensión emotiva a partir del uso compartido entre la electrónica digital y la analógica.

Para el sábado se ha logrado quizá la programación más completa: reunir en una misma noche el folk ensoñador de Laura Gibson, el rock brumoso de James Yorkston, el lirismo afinado de Syd Matters, el pop de autor de Darren Hayman y Hefner y el dream pop reflexivo de Johs Haden y Spain no es para dejarlo pasar de largo. La quebradiza voz de Laura Gibson será la encargada de abrir la función; de ella sólo podemos decir que su disco resulta sobrecogedor hasta extremos insaciables.

James Yorkston es uno de esos inéditos veteranos curtidos en mil batallas e injustamente ignorados; este escocés crecido en Edimburgo empezó probando el punk hasta que descubrió el folk tamizado por el blues a la manera de John Martyn. Con cuatro discos oficiales a sus espaldas, su repertorio es tan rico en costumbrismo interior y experiencias inmateriales que sería complicado resaltar sólo alguno de ellos. Syd Matters es el sobrenombre de Jonathan Morali, un parisino entregado a un proceso de confesión autobiográfica que invita a husmear en su propia vida desde la atalaya de Ghost Days (2008), un disco tan recomendable como los dos anteriores. La recuperación del repertorio de Hefner a cargo del líder de la desaparecida banda, Darren Hayman, y su viejo compañero Jack Hayter servirá de prólogo a la reaparición de Spain, a punto de publicar nuevo disco después de siete años de silencio. El pop decadente y angustioso de Josh Haden no puede ser mejor cierre para esta primera edición del Tanned Tin Sur, festival de formato casero, esquivo a huecas trascendencias mediáticas y comprometido con la creación artística autónoma e independiente.