La Plaza de Abastos inicia una nueva era
La nueva nave del pescado abrió ayer sus puertas, tras seis meses de obras, en una agitada mañana donde muchos jerezanos quisieron comprobar los resultados de la reforma
Actualizado:Generaciones enteras de comerciantes han aguardado durante mucho tiempo que la reforma de la nave del pescado de la Plaza de Abastos fuera algún día una realidad palpable. De hecho, el pasado viernes, durante su inauguración oficial, Carmen Méndez, representante de este colectivo, insistió en que «llevábamos años esperando este momento. Mi abuelo se murió sin ver el Mercado arreglado, mi padre se ha jubilado igual y ahora seré yo quien pueda disfrutar de ello». Con estas palabras, esta joven jerezana puso sobre la mesa esa deuda histórica que por fin parece subsanada. Es más, ayer a muchos aún les costaba trabajo creer que realmente tenían un puesto nuevo y con todo el equipamiento necesario para poder trabajar de la forma más cómoda posible.
Desde primera hora de la mañana, la renovada nave del pescado comenzó a recibir a sus clientes, que no paraban de repetir lo bien que había quedado esta zona del Mercado. La amplitud de las calles y la seguridad que aportaba el nuevo suelo -menos peligroso que el anterior donde los resbalones estaban a la orden del día- era lo más comentado entre los jerezanos que se habían trasladado a la Plaza para hacer sus correspondientes compras diarias o, sencillamente, para comprobar in situ el resultado de la remodelación.
«Ha quedado estupenda. Antes los pasillos eran muy estrechos y cuando había mucha gente era normal que nos chocáramos. Además, no podíamos ver bien los productos de los distintos puestos. Ahora sí, y eso está muy bien», comentaba Marina Cauqui, una de las clientas habituales del Mercado de Abastos.
A escasos metros de Marina, una señora de avanzada edad, en silla de ruedas, elegía la cesta de la compra. «Hace unos meses era impensable que pudiera entrar aquí en mis circunstancias», aseguraba con notable satisfacción. Y es que a pesar del gran número de personas que se congregaron en la nave a media mañana, se podía transitar sin problemas de un puesto a otro.
Entre los visitantes que ayer andaban por la Plaza también estaba Francisco Delegado El Chaqueta. Durante 53 años regentó el puesto número 23 y ahora su hijo se encarga de sacar a diario el negocio hacia delante. «Aquí se ha invertido mucho dinero de manera tonta, aunque esta vez es diferente. Esperemos que dure muchos años la Plaza tal y como la han dejado», aseveraba.
Satisfacción era el sentimiento más generalizado ayer en este importante rincón del centro, a pesar de que con la llegada del mes de junio «siempre entramos en una época en la que las ventas bajan un poco. No obstante, estamos muy contentos», como señaló Pablo González, presidente de la asociación de los comerciantes de la Plaza.
Mejorar la zona de carga y descarga de los productos, ejecutar las reformas pendientes y desmontar la carpa, que aún se mantiene en la Plaza Esteve, son algunos de los puntos que aún quedan pendientes para que el Mercado sea tal y como desean aquellas personas que trabajan sin descanso en sus centenarias instalaciones.